Autorretrato (1879-1880) |
Una de las figuras que más
han influido en el arte contemporáneo, pero que, en vida fue ignorado por la
crítica y el público.
Estudió en su ciudad natal,
allí conoció a Emile Zola, con el que trabó amistad. Por voluntad paterna se
matriculó en la escuela de derecho. Poco después comprendió que su vida era la
pintura.
En la casa de campo de su
padre, el “Jas de Bouffan”, instaló su primer estudio, y en 1860, cuando Zola
se trasladó a Paris, pidió permiso a su padre para ir con su amigo y
estudiar pintura. No logró su deseo hasta el año siguiente en que se inscribió
en la academia suiza para preparar el ingreso en la de bellas artes.
En el salón de 1861 le
agradaron pintores como Cabanel, Gustave Doré, Meissonier, pero al ver en el
Louvre obras de Caravaggio, Velázquez, Ribera y Zurbarán percibió la profunda
diferencia que había entre unos y otros.
Este descubrimiento tan
importante para su carrera artística, le produjo una crisis, y, creyéndose
incapaz de pintar regresó a Aix-en-Provence y aceptó un empleo en el banco de
su padre.
En esta época pintó el retrato
de su progenitor y del enano Achille Emperaire, amigo del pintor. En 1862
decidió volver a Paris. Reanudó su trato
con Zola y conoció en la academia a Guillaumin y Pisarro. Este encuentro fue
decisivo, su estilo evolucionó en contacto con sus nuevos camaradas,
especialmente Pisarro.
Paul Cézanne se creó un
estilo propio, al que llamaba “couillard”; un estilo desligado de las normas
académicas, de toda escuela, de todo prejuicio.
En 1866 rechazaron su
primer envío al Salón, hecho que se repitió en todos los envíos hasta el fin de
su vida. Solo una vez por intervención de su amigo Guillemet le aceptaron una
obra, que pasó inadvertida.
Por entonces conoció a la
modelo Hortense Fiquet, de la que tuvo un hijo. Cuando estalló la guerra
franco-prusiana (1870), Cézanne se hallaba en Provenza. Allí pintó numerosos
paisajes y bodegones, en los que ya se aprecia la evolución de su arte; colores
más vivos, pintura más fluida. Había asimilado el color como elemento
constructor, no solo a base de contrastes, sino de fusiones, vibraciones y
transparencias.
La casa del ahorcado. Auvers-sur-Oise (1874) |
En 1872 regresó a Paris y
pintó en Louvenciennes una serie de paisajes en compañía de Pisarro y otros
pintores, todos ellos convencidos de la importancia de pintar al aire libre.
Vista de Auvers |
De allí pasó a
Auvers-sur-Oise, donde pintó “La casa del ahorcado” (1873, Louvre) que marca un
rumbo en su pintura.
Al año siguiente participó
en la 1ª exposición impresionista con “Paisaje en Auvers”; “Una moderna
Olimpia”…
Una moderna Olimpia (1873-74) |
A la tercera exposición
impresionista (1877) envió dieciséis lienzos, que fueron acogidos
desfavorablemente por crítica y público.
En 1884 se casó con
Hortense.
Por aquel tiempo Zola publicó “La obra”; Cézanne creyó reconocerse en
el personaje del pintor fracasado, Claude Lantier, y rompió su vieja amistad
con el escritor.
Después de la muerte de su
padre se instaló en Aix, donde pintó numerosos cuadros de la montaña Sainte
Victoire y naturalezas muertas.
La montaña Sainte-Victoire (1905) |
Su máxima aspiración fue la de unir en sus
cuadros la vivacidad de la sensación directa -preconizada por los impresionistas- y el cuidado por la composición,
el ritmo y la cadencia.
Siguiendo esta
tendencia se esforzó por representar la estructura fundamental
de la naturaleza. Para ello empleó simplemente el color, prescindiendo del
modelado y del claroscuro de la pintura tradicional.
Pensaba que la forma y el
color no eran elementos diferentes y precisó: “A medida que se pinta se dibuja…
Cuando el color es rico, la forma es plena”.
Los jugadores de naipes |
En 1895, Amboise Vollard
organizó una exposición de obras de Cézanne, pero el artista no quedó
satisfecho con la crítica favorable porque era evidente que no había
comprendido su pintura. En 1899 expuso
en el salón de Independientes. Su nombre
empezaba a ser conocido. Jóvenes pintores como Emile Bernard y Charles Camoin,
le pedían consejo.
Cézanne, que seguía viviendo
en Aix, se trasladaba con frecuencia a Paris y pintaba en el bosque de
Fontainebleau.
El primer salón de otoño
(1904) consagró su éxito. “Fauves y cubistas” empezaron pronto a llamarse sus seguidores,
pues en la tendencia constructivista de Cézanne, en su rotunda afirmación de
los elementos estructurales de la realidad (cubo, esfera, cilindro, cono),
estaban en germen las intenciones estilísticas del cubismo, que adquirió “estado civil”, -según Janneau-, al año siguiente de la
muerte del pintor.
Las obras de su último
período fueron –y son– consideradas por los entendidos como obras geniales. Sin
embargo la consagración definitiva de Cézanne no se produjo hasta después de su
muerte.
Las grandes bañistas (1906) Philadelphia Museum of Art |
Fuentes:
Enciclopedia Larousse
Wikipedia, la enciclopedia libre.
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