Los buñuelos se hacen desde
tiempos de Maricastaña. Se dice que pertenecen a la cocina mediterránea. Ya
Catón el Viejo incluyó una receta de buñuelos, con el nombre de «globos»,
en su libro De agri cultura, escrito en el siglo II a. C.
En esa receta, se mezclan harina de trigo y queso, se hacen bolas que se fríen
y se untan de miel y semillas de amapola para servirlos.
La primera sociedad, después de la romana, que consumió buñuelos
fue la andalusí. En Sevilla y Granada los buñuelos fritos en aceite
cubiertos de miel, son para chuparse los dedos. Mi amiga Magaly, habanera, que se encontraba de
visita recordó que su madre los hacía de yuca en forma de ocho, en Navidad. Aunque,
dejó caer que esa era la costumbre, pero que los cubanos para comer buñuelos no
tenían necesidad de fechas fijas. A ella le gusta hacerlos con yuca, boniato y
malanga.
Mi vecina Rocío, de Jaén, no habló nada al respecto, cosa rara.
Se fue a su casa y al cabo de una hora trajo una fuente de buñuelos hasta los
topes. Y en una servilleta, la receta.
Así se hacen en mi casa. Estos los ha hecho una jienense para
una palaceña.
Gloria bendita. Lástima que tuviera que compartir.
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500 gramos de patatas
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30 gramos de queso gruyere
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30 gramos de harina
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2 huevos
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Perejil
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Pimienta negra
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Sal
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Aceite
Preparación:
Se
cuecen las patatas. En un bol se ponen los huevos, la harina, el queso, la sal,
la pimienta, las patatas cortaditas y el perejil. Se pasa todo por la batidora
hasta obtener una masa.
En
una sartén con abundante aceite se «tira» a cucharadas y se fríe hasta que se
doren.
Ideal
como guarnición de una carne asada, pescado…
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