Sándwich, este
vocablo que la Real academia española de la Lengua, incluyó desde 1927, es un
emparedado, un tentempié o aperitivo, típico de la gastronomía inglesa. En
España se diferencia un sándwich de un bocadillo en que el primero está hecho
con pan de molde y el segundo con pan de barra. En México se hace la misma
diferencia pero se le llama «torta» al hecho con pan de barra. En Cuba no se hace la diferencia.
El sándwich cubano
es un bocadillo caliente que nunca deja fuera al cerdo asado «preferiblemente
pernil», ni al jamón dulce «el de York», ni al queso, ni a los pepinillos
agridulces, ni a la mostaza suave.
Veinticuatro horas
antes hay que marinar el pernil de cerdo con naranja agria, orégano, comino,
ajo, pimienta, sal, perejil o cilantro. Luego se hornea, se deja templar y se
corta en láminas finas.
Ingredientes:
4 lonchas finas cerdo al horno (pernil o lomo)
4 lonchas de jamón dulce (jamón York)
2-3 lonchas de queso gouda o emmental
8 tajaditas a lo largo de pepinillos agridulces
Mostaza suave
2-3 lonchas de queso gouda o emmental
8 tajaditas a lo largo de pepinillos agridulces
Mostaza suave
2 barras pequeñas de pan o 1 barra grande partida
por la mitad
Preparación:
-A mí me gusta cortar una barra
grande de pan por la mitad -eso lo dice Gladys, una cubana
de pura cepa, que es quién me los prepara- le quito la miga y extiendo
una capa de mostaza en el interior de los dos trozos. Luego coloco en uno de
los pedazos las lonchas de jamón york, las lonchas de cerdo asado, y termino
con una capa de pepinillos. Lo cierro con el trozo restante y pinto con un poco
de mantequilla la cubierta de los dos panes, a continuación lo coloco en una
plancha o sartén hasta que estén dorados por ambos lados.
¡Ah! No olvides de
presionar el pan con una espumadera o con lo que tengas a mano. Es lo que le da
ese sabor realmente delicioso, pues además de derretirse el queso, se mezclan
los jugos y sabores de todos los ingredientes. El pan crujiente hace que sea el
más apetitoso de todos los bocatas del mundo y aconsejo que el tamaño del pan sea
al gusto, y al hambre, de cada cual.
Los cubanos,
si llevan muchos años sin probarlo, lloran al primer mordisco.
¡Te vas a acordar de mí!
¡Te lo juro!
Gladys
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