PRIMER DÍA
Hoy, primer día de confinamiento en casa por el
coronavirus, las calles están desiertas. De vez en cuando, pasa un hombre
paseando un perro o una mujer con una bolsa abultada que viene del
supermercado. Van deprisa, mirando a un lado o a otro para no encontrarse con
nadie. No advierten que los árboles están brotando, que los pájaros,
indiferentes, siguen haciendo el nido, que la primavera está aquí como cada
año. Hay que guardar la distancia para no enfermar. El miedo se ha apoderado de
todos.
Anoche la ciudad se llenó de aplausos, hurras y bravos
para el personal sanitario, se lo merecen, pero sobre todo, para constatar que
estábamos aquí, que seguíamos siendo. Fue emocionante.
Hace quince días que no veo a mis nietos, sigo las
instrucciones de Sanidad, añoro sus risas y sus llantos su lengua de trapo, las
palabras que dicen por primera vez. No quiero perderme como juntan las letras
para decir palabras aprendiendo a leer. Todo en ellos es nuevo e irrepetible.
El aislamiento también me impide ver a mis amigos, abrazarles, cambiar
impresiones y tomar una cervecita. Os añoro a todos y a cada uno, tengo ganas
de abrazaros. Estamos en contacto por Whats, pero no es lo mismo.
SEGUNDO DÍA
Qué susto, pensábamos que la Tele se nos había estropeado.
Encerrados en casa sin tele, pero no ha sido así, era una falsa alarma. Somos
dependientes de muchas cosas, si por un momento pensáramos en prescindir de la
tele del móvil o de la calefacción no sé qué sería de nosotros.
Yo creo, que podría pasar sin tele y sin móvil, pero no
sin libros. Sin ellos me entraría el mono, no puedo dormir sin leer antes. Leer
es como una droga para mí, preferiría quedarme sin comer que sin leer. Soy una
lectora empedernida, que se cree las historias y disfruta con ellas. Antes de que
cerraran la biblioteca saqué cuatro libros, he leído dos otros dos se me han
caído de las manos. Ahora estoy releyendo libros que tengo en casa y que me han
gustado mucho.
Voy a releer «Los Buddenbrook» de Thomas Mann, una
delicia.
© Socorro González-Sepúlveda Romeral
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