Había una vez un chico llamado José Luis que tenía un máster en informática, y sentía rencor absoluto hacia la empresa «Envicilio» porque una maldita mañana le entregaron un cable, un marco de fotos y una caja de bolis en vez de un Ipad que era lo que había solicitado.
Gracias a su gran destreza pudo
localizar al director de la empresa e ir a reclamar su paquete con un AK-47.
Una vez allí tiró la puerta
de un codazo y gritó:
−Todo el mundo quieto.
Y despacito fue asesinando a
los empleados de uno en uno hasta dar con el director, al que le reclamó su paquete
y después de darle las gracias, lo mató.
Christian, un becario, que
desde hacía unos pocos meses trabajaba allí, se escondió en un armario y pudo
llamar desde su móvil a la policía.
A los cinco minutos se
presentaron tres agentes de policía, y José Luis los amenazó con el arma, pero
los polis como si le hablaran a un niño le dijeron:
−Venga, nos vamos relajando.
Suelta el arma.
−Ja, como si vosotros me mandarais
a mí –y preparó el arma dispuesto a disparar.
Los polis no perdieron tiempo
y con un taser −arma de electrochoque− lo electrocutaron. Luego lo llevaron a prisión.
Y Christian, con los años, se
quedó a cargo de la empresa.
FIN
©
César García Martínez
9
años
Me encanta que un niño de nueve años empiece a escribir y tenga imaginación. Felicidades, César.
ResponderEliminarDecía José Martí: "Los niños son la esperanza del mundo". Gracias Blanca por tu comentario.
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