Se conoce desde hace miles de años. En el antiguo Egipto se utilizaba para crear joyas, sellos personales, tallas… Los antiguos celtas la mojaban con saliva y la frotaban sobre sus problemas cutáneos para curarlos. En épocas greco-romana estaba considerada como un potente antídoto contra la embriaguez, y durante la Edad Media, el cristianismo adoptó esta gema como símbolo de renuncia a los bienes terrenales y castidad.
Se cuenta que una mañana
soleada, Dionisio, dios griego del vino, acampaba junto a un riachuelo en
un claro del bosque. Bajo la sombra de un roble estaba su carro
cargado con barriles de vino. Centauros, sátiros y ménades acudían a llenar sus
vasos y a rendir homenaje a ese bello dios que les invitaba a unirse a la
eterna bacanal.
Al atardecer, Dionisio, quiso
tomar un baño. Se acercó a la orilla del río, se quitó la blanca túnica y se
zambulló bajo las aguas cristalinas. La corriente le llevaba voluptuosamente. En
un recodo pudo ver a una bella joven bañándose, estaba completamente desnuda y Dionisio
quedó extasiado ante aquella piel donde las gotas de agua rodaban por cada
curva de su cuerpo. Se llamaba Amethystos.
Salió del río y ocultándose
entre los arbustos se fue acercando, poco a poco, pero al querer dar otro paso
pisó una rama seca, cuyo crujido espantó a la joven que cruzó hasta la otra
orilla y huyó corriendo. Dionisio la siguió y a punto de darle alcance, la zagala
imploró a Diana, la diosa a la que estaba consagrada, que la ayudara a salir de
este trance sin ser violada, había hecho voto de castidad.
Diana, que odiaba
profundamente a Dionisio, la transformó en piedra transparente. Y Dionisio, muy
contrariado, rodeó con sus brazos durante toda la noche aquella roca. Las
lágrimas brotaron de sus ojos, tiñendo de violeta allí donde caían. Pidió
perdón a la doncella, lamentaba haber querido conseguir por la fuerza lo que pensó
que hubiera sido más fácil conseguir con palabras, y llevado por el
arrepentimiento, juró que, desde ese momento, donde estuviera esa roca o algún
pedazo de ella, no habría posibilidad de embriaguez.
Joooo
ResponderEliminarSe quedó petrificada, la pobre...
Muchas gracias por su comentario. Un saludo
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