Otra
pesadilla. La misma de los últimos días.
Estaba
dormido cuando sentí un leve temblor. Un repentino choque. Un brusco estallido.
Me desperté
sobresaltado en una gran habitación. Al momento recordé dónde estaba. Me
encontraba en una gran nave diplomática, la Espiral de Éndar. En ese momento
estaba siendo atacada por los Sith en la órbita del planeta Taris.
Yo era
uno de los soldados recién alistados en aquella nave de la República. Así que
nada mejor que un poco de ejercicio para despertarme completamente.
Tuve que
abrirme paso entre decenas de soldados Sith que habían abordado la nave, hasta
alcanzar las vainas de escape.
Conseguí
escapar con vida de la nave por escasos segundos.
Me
encontraba a salvo en la superficie del planeta junto con Carth, un valiente
soldado de la Espiral de Éndar gracias al cual había salvado la vida. Pero
estábamos atrapados sin poder salir de Taris debido a los bloqueos que los Sith
habían establecido en aquel sistema. Al parecer buscaban algo muy importante.
Sin yo
quererlo, pronto me vería envuelto en una trama muy complicada de engaños y
peligros. Mi misión sería la de rescatar a una mujer, una Jedi sumamente
importante que había caído prisionera de una de las peligrosas bandas que
habitaban en los bajos fondos del planeta. Una que tenía un don especial que
ningún otro Jedi poseía. Una con un poder inusual, la «meditación de combate».
Fuera lo que fuese, aquella mujer debía ser alguien muy especial para que los
Sith se hubiesen tomado todas aquellas molestias para atraparla.
Mi
misión, en resumen, era la de rescatar a la Jedi que mató a Darth Revan.
Cada vez
que oía ese nombre, algo en mi interior se removía agitado y mi corazón latía con
más fuerza. Aquellas pesadillas que solía tener...
No
tardaría mucho en saber por qué.
Una vez
rescatada se nos asignó la tarea de encontrar y destruir el mal que había
azotado a la República durante los últimos tiempos, el corazón mismo de los
Sith, la Fragua Estelar.
Sin
saberlo comencé un viaje que ya se había realizado anteriormente, pero esta vez
con un propósito muy diferente.
Dantooine, Kashyyyk,
Manaan, Tatooine y el misterioso planeta Korriban.
Al
llegar a cada planeta tenía una visión. En todas ellas se me mostraba cómo
Revan encontraba lo que parecía ser una antigua consola de mandos que le
desvelaba parte de un mapa galáctico.
En cada
planeta que visitaba llegaba a la misma estancia que había visto en mis
visiones, y la misma consola que utilizó Revan en el pasado me obsequiaba con
el mismo curioso regalo en forma de mapa parcial de la galaxia.
Era
curioso, pero después de tanto tiempo la energía residual de Revan aún
permanecía en aquellos lugares donde él estuvo. Su huella en la Fuerza aún permanecía
incluso aunque ya no existía.
Cuando
tuvimos el mapa completo y la localización exacta de la Fragua Estelar nos
dirigimos inmediatamente hacia allí, pero el Leviatán, nave insignia del Señor
Sith Darth Malak, nos interceptó y fuimos hechos prisioneros.
Conseguimos
amotinarnos y abrirnos paso hasta el hangar de la nave insignia para huir de
allí con nuestra nave.
Sin
embargo, unos metros antes de alcanzar nuestro objetivo, Darth Malak apareció
ante nosotros salido de ninguna parte.
Y fue
entonces cuando él mismo me reveló algo totalmente inesperado, pero que de
algún modo yo siempre supe.
La
verdad de mi ser.
Mi
verdadera identidad.
Yo era
DARTH REVAN.
Sabiendo
que yo era demasiado poderoso como para matarme y tomar mi puesto como Señor y
líder de los Sith, mi aprendiz decidió disparar los cañones de su destructor al
puente de mando de mi nave cuando los Jedi entraron a capturarme.
Después
de eso los Jedi me llevaron a Dantooine, me curaron, borraron mi memoria y me
instruyeron desde el principio. La historia de que Bastila había acabado con
Revan pronto se propagó como fuego en el espacio por todos los planetas de la
galaxia. Los Jedi habían traído la paz. Para todos ellos, Darth Revan, el
poderoso Señor Sith, había muerto.
Entonces
lo recordé todo. Ahora todo tenía sentido. Ahora todo encajaba. Aquellas
pesadillas eran la reminiscencia de Revan en mí.
Sabiendo
la verdad pude decidir por mí mismo qué hacer, y qué camino tomar. Tenía los
conocimientos y habilidades. Pero ahora tenía una nueva perspectiva. Ahora
luchaba por algo muy distinto.
Una vez
fui Darth Revan, desde luego. Pero no por ello debía seguir siéndolo. Porque lo
cierto es que somos algo más que la mera suma de todos nuestros recuerdos.
De modo
que esta vez decidí.
Estaba
dispuesto a finalizar con éxito mi misión.
La
increible revelación no mermó en absoluto la confianza que mis amigos tenían en
mí. Ahora ya no me sentía solo. Podía contar con todos ellos hasta el final.
Mission Vao, Canderous Ordo, Juhani, Carth Onasi y Bastila.
En especial
encontré en Bastila algo más que amistad. Algo más que la relación que hay
entre un maestro y su discípulo.
Por
primera vez en muchos años empecé a creer que incluso alguien como yo podría
tener una segunda oportunidad. Que podríamos llegar a ser una pareja como
cualquier otra.
Luché
por la paz en la galaxia, pero habría muerto por Bastila.
Fanfiction basado en Darth Revan, personaje de Star Wars:
Caballeros de la Antigua República.
© José Carlos Carretero
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