La sangre palpita más
fuerte por las venas.
La vida emerge en los estanques
adormecidos
por el frío del largo
invierno desmedido.
Se despiertan los días imantados de
vivos colores.
Vuelan los años tras las acrobacias de
una golondrina.
Los cuerpos se aceleran en el rally de
las vacuidades.
Es la estación de las fresas y las
margaritas.
La imaginación se abre paso entre
nuevas expectativas.
Las noches se engalanan con insólitas
maestrías.
La juventud se asoma por detrás de los
visillos,
la luz alarga sus radiantes dedos
nítidos
para abrazar de nuevo el universo.
Y tú y yo somos otra vez agua, sol,
viento y nube.
© Sol Cerrato
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