He dejado de ser escritora. Cada vez lo tengo más
asumido que voy camino a dejar de serlo. Hace más de un año que no me emociono
de verdad con una historia. Comparto con vosotras estos pequeños relatos, pero
nada más y me da la sensación que cada vez me va a costar más cumplir. De
hecho, ya me cuesta y me siento terriblemente mal por ello.
Ahora que acaba el año podría ser un buen momento
para proponerme escribir más. Hacer una promesa de año nuevo. Aunque solo
fuera los fines de semana, una hora a la semana, lo que se pudiera. Sin
embargo, el cambio de vida que se produjo a principios de este año quizás no me
lo permita y me pregunto muchas cosas: ¿volveré a escribir como solía, ha
acabado esa etapa para mí? Pensar en ello me agobia y me pone un poco triste. Decir
lo contrario sería mentir.
Os confesaré también que encontrarme en una
encrucijada nunca ha sido mi fuerte. Decidir (sobre todo en cuanto a temas
importantes) es complicado y a veces no puedo evitar quedarme en blanco,
bloqueada y sin voz. Lo que me lleva a tener cada vez más claro que si sigo
postergándolo no lo retomaré.
¿Sonarán las campanadas de la Puerta del Sol y
sentiré una epifanía, me pondré a escribir tanto mis obras como entradas del
blog y volveré a mi antigua normalidad? Veremos. De momento, me conformo con desearos
unas muy felices fiestas y con desear que la vida vuelva a darme la oportunidad
de ser lo que fui.
© MJ Pérez
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