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lunes, 3 de abril de 2023

Amantes de mis cuentos: Las musas

 



Muy atrayentes, muy famosas, pero pasan de mí. Me enamoré de Polimnia y no solo me dio calabazas también me quitó el oído musical. El psicoanalista me aconsejó que no le tuviera miedo al fracaso y cambié de musa.

Entré en relaciones con Calíope para conseguir el don de la elocuencia. Un desastre. Sigo siendo tartamudo.

Pensé que al menos podría ser amigo de Clío. ¡Me gusta tanto la historia y la poesía épica! Se enamoró de mi mejor amigo.

Con Erato, Euterpe, Melpómene, Talía, Urania las cosas fueron de mal en peor. Hasta Terpsícore que me enseñó los secretos de la danza no quiso acompañarme a conocer a mis padres.   

No vaya detrás de las musas —aconsejó el experto— deje la puerta abierta a personas auténticas. Debe dar vacaciones a ese juez interior que no le deja vivir, aprenda a olvidar, vuelva a la infancia, agite la coctelera de sus pensamientos, busque compañía, sea feliz.

No puedo. A lo sumo podría coquetear con otras deidades. Tampoco. Soy un hombre fiel. Ahora voy cada domingo a visitar pinacotecas. Me enteré que la palabra museo significa: «Lugar de culto a las Musas».

¡Ah! Se me olvidaba: cambié de psicólogo.

 

© Marieta Alonso Más

2 comentarios:

  1. Las musas son esquivas,
    altivas y escurridizas,
    mas si dominas tu orgullo
    aunque creas te desprecian
    sólo es en apariencia,
    si tu corazón es puro
    siempre son agradecidas:
    si las escribes te inspiran.

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    1. Muchas gracias por el comentario. Quizá haya que mimar a las musas.

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