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martes, 2 de mayo de 2023

Amantes de mis cuentos: Noticias de última hora

 


 

Tú que en mi vida lo fuiste todo ¿adónde te has ido?

 

Llegaste del trabajo más temprano que otras veces, te duchaste y te pusiste la ropa de los domingos, tomaste en brazos a cada uno de los niños y a mí me diste un beso largo luego con una carantoña en la mejilla, dijiste:

 

—Ve haciendo la cena que yo voy en busca de tabaco.

 

Y hasta hoy en que he recibido un sobre con tu remitente desde Cuba.

 

Me he sentado en la mecedora sin ánimo para abrir la carta. Tras cuarenta años de ausencia ésta es la primera vez que recibo noticias. Por mi mente cruza todo lo que tuve que trabajar lavando y planchando ropa ajena para sacar a nuestros hijos adelante. El mayor con cuatro años y la pequeña con seis meses.

 

Mi hermana fue mi apoyo. A ella he ido cuando leí en su carta que no dejaba de pensar en sus hijos ahora que está al borde de la muerte. Se me quedó mirando.

 

Estoy esperando a mis hijos para darles la buena nueva, la de que su padre no había muerto, sino que se fue allende los mares, se olvidó de nosotros, formó otra familia y ahora ha recobrado la memoria en un último intento de ganarse el cielo. Debo hablar sin acritud. Es el padre que les endilgué. Ojalá hubiese elegido mejor. Pero a estas alturas, esto no tiene remedio. No debo dar mi opinión para nada. Mis hijos ya son adultos y sabrán lo que deben hacer.

 

Sobre mis sentimientos ¿qué puedo decir? Confiaba en él. Le amaba. Y en mi ingenuidad creía que algo malo le había pasado. Sus padres tampoco en vida tuvieron noticias suyas.

 

Vuelvo a leer la carta.

 

© Marieta Alonso Más  

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