Predecesor de Sófocles y Eurípides es considerado como el primer gran representante de la tragedia griega. Fue testigo del desarrollo de la democracia ateniense. De la importancia de su creación da fe el hecho de que se permitiera que sus obras fueran representadas en el agón (certamen), en los años posteriores a su muerte. Un honor excepcional.
Poco
antes de su muerte, el oráculo le vaticinó que un dardo venido del cielo lo
mataría. Meditando en las afueras de la ciudad de Gela falleció al ser golpeado
por una tortuga, que soltó un quebrantahuesos desde el aire al confundir su
cabeza calva con una roca contra la que romper el caparazón.
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