Me gusta la tranquilidad de una tarde de invierno, su luz, el andar por los senderos nevados, tan solitarios, tan melancólicos. Me gusta la primavera, su brisa, la frágil elegancia de los botones que cuelgan de las ramas, las flores, todas, no he encontrado ninguna que no me haga feliz: la perfumada rosa, el elegante jazmín, la delicada lila… Me gustan los largos días del verano, sus crepúsculos, el dulce aroma de los arrozales cuando se mecen al viento, y el aire otoñal que mueve los cañaverales.
Pero sobre todo me gusta ver
la sonrisa en el rostro de las personas que quiero, se me ensancha el corazón con
los abrazos de mis nietos y si algún desconocido me da los buenos días. Me
gusta la gente. Siento el calor, la alegría, y hasta el sufrimiento de quienes
no tienen la suerte de comprobar que hay más bondad que maldad entre los seres
humanos.
Adoro visitar a mis amigos y también
que vengan a verme; hacer planes con ellos, viajar o sentarnos en un parque, la
mejor compañía es aquella con la que puedes pasar horas en silencio; adoro leer
hasta altas horas de la noche o ver fotos de mis abuelos, de mis padres, de
toda la familia; adoro la música y escribir cuentos, novelas.
En realidad…
Adoro
vivir
No hay comentarios:
Publicar un comentario