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miércoles, 7 de febrero de 2024

Guerreros de Xi’an: Un hallazgo del siglo XX

 


 

«Se puede quitar a un general su ejército,

pero no a un hombre su voluntad».

Confucio

(551-479 a.C.)

 

 

El período anterior al «Primer Emperador» se llama «Período de los Reinos Combatientes». Al final de este período Qin Shi Huang a la edad de trece años comienza a reinar en el estado de Qin con la ayuda de su madre y un ministro.

Nada escapa al control del Imperio. Instaura un sistema político fuerte y centralizado. Se le atribuye también la construcción de la primera versión de la Gran Muralla China, de la reunificación de los reinos combatientes en la Dinastía Qin y de otros avances administrativos, económicos, militares y tecnológicos en la región como un sistema estandarizado de pesos y medidas, un sistema oficial de escritura que ha llegado hasta la caligrafía actual. Pero también fue conocido por su tiranía, la quema de libros y la persecución de intelectuales.

La China unificada es una de las mayores entidades políticas de la Tierra. La estrategia política y propagandística, la burocracia y la estandarización que comienza en el período Qin es el inicio de una transformación entre la algarabía de etnias, costumbres, religiones y lenguas, que continuará durante la dinastía Han y llega hasta nuestros días. 

Apenas una década después de su proclamación como primer emperador, Qin Shi Huang muere.

Las tumbas son microcosmos del mundo de los vivos. Los muertos se llevan todo lo necesario para asegurar su vida póstuma, por lo que, el Primer Emperador dejó preparado cerca de Xi’an un palacio en el centro de un imperio subterráneo en el que viviría para siempre. La tumba contiene unas ocho mil figuras de soldados, unos quinientos caballos y unos 130 carros de guerra. Los soldados miran hacia oriente. Allí sigue, el Primer Emperador, protegido por un ejército de terracota en posición de batalla.

Los guerreros de terracota no fueron creados para ser vistos. Se trata de un tipo de arte funerario enterrado en una formación de batalla compuesta por tres fosas de entre cuatro y ocho metros de profundidad, situadas a un kilómetro y medio al este de la tumba del emperador, y a unos 35 km al este de Xi’an.

Fueron descubiertas por agricultores locales durante unas obras para abastecimiento de agua, el 2 de febrero de 1974. ​Según estimaciones de 2007, entre las tres fosas había figuras de más de 8000 soldados construidos a tamaño ligeramente superior al natural,​ una caballería de 150 animales y 130 carros tirados por otros 520 caballos, también se encontraron otras figuras no militares, como funcionarios, acróbatas, forzudos y músicos.



​Desde el año 1987 todo el conjunto arqueológico está considerado Patrimonio de la Humanidad​. En 2010 el equipo arqueológico de los Guerreros de Xi'an, representado por su directora Xu Weihong, recibió el premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales.​

Una fosa inmensa

La fuerza de los guerreros de terracota radica en la energía contenida que transmite el conjunto de este inmenso ejército desplegado en formación rectangular y ricamente policromado. Gracias a los análisis científicos, hoy sabemos cómo se fabricaron los miles de guerreros de cerámica, los encargados de proteger al emperador en su vida de ultratumba. Los obreros mezclaban la arcilla local con la arena que le daba mayor plasticidad, además de abrir poros que permitiesen la evaporación del agua. Cada guerrero fue modelado individualmente de abajo a arriba utilizando rollos de arcilla para la estructura y después añadiendo detalles en la superficie, posiblemente con la ayuda de moldes de cerámica y herramientas de bambú. La cabeza se fabricaba por separado y se remataba individualmente. Una vez secas se cocían en enormes hornos a unos 700 grados centígrados. Cada guerrero tiene una cara particular

Formación:

La infantería ligera: Tres filas encabezan la formación. Están alineadas a lo largo de toda la zona de la fosa que no está dividida por tabiques. Armados con armas de bronce reales, armaduras y peinados diferencian según su rango entre soldados y oficiales. Están colocados en formación de batalla y miran hacia Oriente.

La infantería pesada: Los soldados se despliegan en la parte posterior de la formación y están dirigidos por un alto mando.

Los oficiales: Un carro de combate tirado por cuatro caballos y bajo el mando de un oficial precede algunas filas de soldados de infantería pesada. El carro chino tiene las ruedas más pequeñas y con más radios que los occidentales, lo cual le confiere más estabilidad.

El espacio está dividido por diez tabiques que forman largos corredores por lo que se distribuyen los soldados.

En 1980 se descubrieron dos carros de bronce pintados, cada uno de ellos formado por más de 3000 piezas, tirados por cuatro caballos y guiados por un conductor imperial. Según algunos estudios, el primero de estos carros serviría para allanar el camino del séquito del emperador, mientras que el segundo sería el carro en el que el monarca dormía. Los carros están construidos a la mitad aproximada del tamaño real, y tenían incrustaciones de plata y oro.

Tras su muerte la lucha por el trono desemboca en una larga guerra que culmina con la instauración de la dinastía Han. Apoyados en las reformas iniciadas durante la dinastía Qin, los emperadores Han expanden el territorio, establecen relaciones diplomáticas y estimulan avances en medicina, ciencia, tecnología, astronomía y literatura. Con sesenta millones de súbditos en 1,5 millones de kilómetros cuadrados, China se convertiría en el imperio más avanzado de su tiempo.



In Memoriam

En el interior de los fragmentos de guerreros pueden observarse todavía las impresiones de manos y dedos de los artesanos que les dieron forma. Estudios realizados apoyan la idea de se empleó a prisioneros de guerra traídos de los reinos conquistados para construir este complejo funerario.

Al terminar el trabajo, fueron arrojados en fosas comunes y tumbas estrechas, eran hombres, mujeres y niños. Estudios antropológicos revelan evidencias claras de forcejeos y muertes violentas. Se saben los nombres de unos pocos, alguien rascó su nombre, su lugar de origen y el crimen que les acarreó la condena a trabajos forzados.

Estos hombres, mujeres y niños son los verdaderos artífices de los monumentos que admiramos hoy.

 


Fotos: Ángeles Alonso

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