Constituye uno de los espacios urbanos más bellos de Europa. Fue destruida en el año 1695 y en lugar de reconstruirla en un estilo contemporáneo prefirieron volverla a levantar en su estilo anterior.
Se trata de una de las pocas
plazas principales de una ciudad europea que no alberga ninguna iglesia ni
ningún otro lugar de culto, lo que reafirma la función administrativa y
mercantil.
El Ayuntamiento que conserva
intactos sus componentes góticos y del siglo XVIII, ocupa la mayor parte del
lado sur de la Gran Plaza y está formado por un grupo de edificios que se
organizan alrededor de un patio rectangular interior. Aunque permaneció en pie
a pesar del bombardeo de 1695, por la artillería francesa, fue restaurado
experimentando una nueva modificación en el siglo XIX.
Al otro lado de la plaza se
encuentra el segundo gran edificio principal, La Casa del Rey de España, en la
esquina con la calle Beurre, hoy convertida en Museo Municipal. El primitivo
edificio fue construido entre 1515 y 1536 por orden de Carlos V. En 1696-1697
fue de nuevo construida por orden de la corporación de panaderos.
La casa de los Duques de
Braganza da la impresión de ser la mayor del resto de las casas que rodean la
Gran Plaza, pero en realidad se trata de una monumental fachada de estilo
barroco clásico construida por orden del consejo municipal en 1695. Este edificio
engloba siete casas individuales que en sus orígenes albergaban las
corporaciones de diferentes oficios y asociaciones de artesanos.
Cada una de las casas que
rodean la Gran Plaza tiene su nombre propio. El tamaño varía, algunas apenas
han cambiado algo desde principios del siglo XVIII, mientras que otras han
sufrido una modernización radical. Los pisos inferiores han sido convertidos en
restaurantes, cafés o tiendas.
El Cornet, antigua casa de la
corporación de bateleros, dotada de una estrecha fachada barroca que posee
algunos rasgos de principio del período rococó.
El Cisne, bautizada así por
el relieve que adorna su fachada, enfrente del Ayuntamiento del otro lado de la
calle Charles Buls, originalmente fue un albergue, pero tras la reconstrucción
del siglo XVII la corporación de carniceros la compró y embelleció gracias a
los ingresos obtenidos por una venta de lana, así lo anuncia una inscripción en
lo alto de la fachada.
A su lado se localiza la casa
de los Cerveceros, con una llamativa portada barroca en la que se incluye una
inscripción.
Una de las fachadas más
estrechas es la de la casa del Ciervo, en el ángulo de la calle de La Colline,
tiene la anchura de dos ventanas y una sobria fachada de piedra blanca.
Patrimonio de la Humanidad
desde 1998.
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