Buenas noches. Me presento, mi nombre
es Serena y será tu anfitriona esta noche. Si quieres saber algo más de
mí te puedo comentar que me considero una persona seria y trabajadora,
me encanta vestir de oscuro y mi mejor amigo es un gato negro cuya mayor
afición es dormir siestas de doce horas.
Lo siento, no puedo desatarte. Es política
de empresa, mi jefa se enfadaría mucho si lo hago y tener un trabajo estable y
que me guste siempre ha sido uno de mis sueños. Como comprenderás, no voy a
renunciar a él después de haberme esforzado tanto.
¿Cómo, qué te suena mi cara? Bueno, suelen
decirme que tengo un rostro muy común, que quizás lo conozcan de antes. Después
insisten en que es imposible que sea la misma persona. Porque me vieron hace
diez, quince, veinte años y sigo exactamente igual. Quizás, algún cambio en
mi peinado o en mi estilo, pero la misma persona.
Según tú, me recuerdas de hace treinta años.
Es todo un récord, querido. Yo también me acuerdo de ti, eras bastante
atractivo y ahora pues bueno, ¿qué tienes, sesenta años? Tranquilo, no te
exaltes, que con tu edad podría darte un ataque al corazón. Además, no vas
a conseguir demasiado. Está escrito. Lo escribiste tú mismo.
No es maldad, ni venganza. Es justicia, por
todas mis hermanas a las que has engañado. Por todas esas chicas, a las que
has hecho sufrir, por todas esas mujeres a las que has lastimado. Cállate,
por favor. Das pena y te aseguro que te conviene que esté yo aquí y no mi jefa.
Porque ella se recrea, yo soy más rápida.
¿Así te vas a quedar en silencio? No me gusta
amordazar a nadie, pero es que no aprendes, Matt. Todas las malas acciones
tienen consecuencias. Esto que tengo en la mano parece una jeringuilla con
algún químico color rosado que te hará pasarlo mal, ¿a qué sí?
Pero, fíjate lo que te digo, no es nada creado
en un laboratorio. Es natural, o mágico que dirían los tontos como tú. Y es
una preciosidad, me encanta el color, la densidad, la textura...
No te muevas, es para nada. Sois todos
iguales, hacéis daño y no pensáis en las consecuencias de vuestros actos. Ya,
no me oyes. Sigue gruñendo, la transformación es un poco dolorosa según me han
explicado, pero creo que cuando despiertes lo verás todo de otra manera. No
me mires así. Quizás sea para ti como una liberación pero, sinceramente,
espero que sea un castigo.
Buenas noches.
© MJ Pérez
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