Las sopas son sencillas, humildes, sabrosas,
nutritivas, económicas, saludables. Me encantan. Y se toman con cuchara. A no
ser que te hayas hecho un consomé. Pensad que, si no hay caldo, no hay sopa. Y
se suele servir al inicio de cada comida, pero eso puede variar según el gusto
de cada familia.
Los ingleses la llaman soup, los franceses soupe, los italianos zuppa…, con lo fácil que es decir sopa, si es que en español hasta el nombre se puede saborear. El apellido que se les otorga es según los ingredientes que encontremos en ella.
Según Alexandre Dumas, el autor de Los tres mosqueteros esta sopa de cebolla al estilo francés era muy querida por los borrachos. No especificó si lo sabía de primera mano o por algún buen amigo.
Ingredientes:
3 cebollas dulces, grandes
1
litro de caldo de carne
1
cucharada de mantequilla
2
cucharadas soperas de aceite de oliva
1
diente de ajo
4 rebanadas
de pan
Una
pizca de sal y pimienta negra
1 copita
de brandy o coñac o un chorrito de vino blanco
100 gramos
de queso emmental, parmesano, el que más os guste.
Preparación:
Cortamos las cebollas unos recomiendan a la juliana, mi amiga Stephanie la hizo a cuadritos. Calentamos en una olla el aceite de oliva y la mantequilla cuando esté todo derretido agregamos las cebollas, una vez pochadas echamos el brandy, coñac o vino blanco y dejamos evaporar el alcohol. A continuación, el ajo muy picadito y la pizca de pimienta. Añadimos el caldo. Cocemos a fuego muy suave por unos 30 minutos con la cazuela tapada.
Se sirve caliente con una rebanada de pan y el queso rallado o fundido sobre ella.
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