El solsticio de invierno
austral, alrededor del 21 de junio, marcaba el inicio de un nuevo ciclo
agrícola, lo que daba lugar a una fiesta con música, danzas, banquetes,
sacrificios de animales…, para agradecer el Sol su ayuda en la cosecha del año
y hasta la del año siguiente.
Se cree que su origen se
remonta a 1430 y se atribuye a Pachacútec, el que ordenó la construcción de la
ciudad de Machu Picchu. Este Patrimonio de la Humanidad se localiza a unos 75
kilómetros de Cuzco, la capital del imperio Tahuantinsuyo.
Esta fiesta se recuperó a
mediados del siglo XX. La representación comienza frente al Coricancha, donde
un descendiente Inca realiza una invocación al Sol. Los espectadores, entretanto,
esperan en la explanada de Sacsayhuamán, hacia la que el cortejo se
desplaza de inmediato llevando al inca en su litera por grupos que representan
a los pobladores de los cuatro suyos. Después se procede al sacrificio de
una alpaca.
Se celebra en Perú, Ecuador,
Bolivia, Colombia, Argentina… Está considerada como una de las más importantes
celebraciones del calendario incaico.
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