Páginas

sábado, 27 de septiembre de 2025

MJ Pérez: Compartir

 


Existir no es lo mismo que vivir. Y a ella hacía tiempo que se le había olvidado. Blindó su corazón en el pasado y ahora, cada vez que alguien se le acercaba, lo expulsaba sin darle tan siquiera la oportunidad de presentarse. La habían hecho sufrir hacía bastante y el tiempo no le otorgaba ningún consuelo.

 

Su cuerpo parecía albergar un alma marchita y solitaria que se arrastraba por la vida mientras llevaba a cabo sus tareas diarias de forma mecánica: trabajar, asearse, alimentarse, hacer deporte y tener sexo con algún desconocido ocasional.

 

A veces pensaba que se había convertido en un maniquí, que nunca volvería a sentir nada e incluso eso le daba igual. Se dedicaba a ser, sin sentir. Otras, se preguntaba qué razón había para todo ello. ¿Por qué seguir adelante? Lo dejó estar, como hacía siempre.

 

Hasta que lo conoció a él. O lo recordó, porque fue como si lo conociera desde siempre, como si tan solo lo estuviera esperando toda su vida. Fue como si hubiera estado metida en una urna toda la vida y él, con una simple mirada, la había roto en mi pedazos.

 

Se descubrió pensando en él a cada momento. Sin poder quitárselo de la cabeza: sus ojos, su sonrisa, como la dejaba descolocada con sus bromas y comentarios. Durante varios meses apenas podía hablar con él, se sentía torpe, tímida y ridícula.

 

Cuando le pidió una cita él no lo dudó ni un segundo. Por mucho que a ella le sorprendiese a él le gustaba. Le parecía encantadora. Sintió ganas de gritar de felicidad y entonces lo comprendió. Lo importante de la vida no es vivirla en sí, es las personas con las que la compartes.

 

© MJ Pérez

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario