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domingo, 1 de febrero de 2015

Amantes de mis cuentos: Civismo femenino





Mi mujer, hace sesenta años, cuando nos casamos era más comprensiva. Todo en la tele le molesta, odia las tertulias, las noticias, los dibujos animados y no digo nada de los partidos de futbol. Tengo que irme al bar porque en casa están prohibidos.

Cada día llama al Ayuntamiento por un contenedor mal situado, por los excrementos de perro que se dejan los dueños, por las baldosas en mal estado, por el ruido de los coches y la música a todo volumen, por los robos en el cajero automático de enfrente, por las pintadas en las paradas de los autobuses. Está que no duerme porque desde hace unos meses hay olor a orines a la orilla del árbol que está en la acera, frente a casa.

Cosa rara, el Ayuntamiento atiende a sus quejas, porque ayer le han dicho que no se preocupe que van a poner cámaras de vigilancia en nuestra zona.

Desde anoche tengo un dolor de cabeza que no lo puedo aguantar. De madrugada me asaltó una buena idea. Mañana voy a la farmacia y compro pañales. Esta mujer no se da cuenta que a veces a uno no le da tiempo a llegar a casa.



© Marieta Alonso Más



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Gracias.

2 comentarios:

  1. Muy inteligente Marisa, en especial para los abuelos prostáticos como un servidor que, de momento, resiste. Pero, ciertamente, con el paso de los años, todos nos volvemos un tanto sensibles. Nos salva el cariño, el amor a cultivar todos los días con la persona elegida, o que nos eligió en su día. Lo demás, y sin entrar en detalle de las dolencias, es cuestión de batallar todos los días.

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  2. El amor y la alegría es fundamental para todas las etapas de la vida. Y los cuentos, cuentos son.

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