Rut |
Bisabuela
del rey David.
Rut o Ruth tienen el mismo origen etimológico. Su significado es
el de -compañera fiel-.
Su
historia fue transmitida oralmente durante generaciones. Ocurrió en tiempo de
los jueces (Rut 1:1). Luego fue narrada en el libro que lleva su nombre. Se
trata de una viuda pobre que con el tiempo vuelve a casarse y procrea una
familia de reyes. El libro consta de cuatro capítulos y es una de las obras
maestras de la Literatura hebrea.
Una
hambruna desatada en Judá obligó a Elimelec a emigrar en busca de comida; con
él iban su esposa Noemí y sus hijos: Majalón y Quelyón. Se establecieron en
Moab, región situada al este del mar Muerto.
El
primero de los hijos se casó con Rut y el segundo con Orfa. En el transcurso de
diez años murió el padre y luego los hijos que no dejaron descendencia. En una
sociedad como la judía, la mujer que no tenía padre, marido o un hijo varón que
velara por ella no tenía casi derechos.
Noemí
decidió regresar a Belén esperando que algunos de sus parientes cuidaran de
ella. Así que instó a Rut y Orfa a volver con sus padres. Al principio ellas se
negaron a dejarla sola pero como Noemí insistió, Orfa aceptó y se despidió de
su suegra, llorando. Rut, en cambio, declaró que no la abandonaría nunca: Donde tú vayas, iré yo; donde tú vivas,
viviré yo; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. (Rut 1:16).
Cuando
las dos mujeres llegaron a Belén el pueblo recibió con simpatía a Noemí y sin
duda también a Rut, puesto que la muestra de lealtad a la anciana debió de
parecerles admirable.
Nadie
se hizo cargo de ellas, sin embargo, la Ley mosaica les daba el derecho de
recoger lo que los segadores dejaran en los campos de cultivo.
Rut en los campos de Booz. |
Acababa
de comenzar la cosecha de la cebada, así que Rut se puso a espigar detrás de
los segadores. Tuvo la suerte de elegir el campo de Booz que había oído hablar
de su nobleza y quiso ayudarla; incluso ordenó a sus segadores que dejaran caer
algunas espigas de sus manojos para que ella las recogiera. Cuando Rut regresó
llevando consigo unos cuarenta y cinco kilos de cebada y le contó lo que había
sucedido, la anciana Noemí se alegró. Booz no era solo un vecino generoso, sino
que era un pariente. (Rut 2:20). La
Ley obligaba a un hombre a casarse con la viuda de su hermano para que los hijos
de esa unión llevaran el nombre de la familia del difunto y pudieran heredar
sus bienes; además, dicho deber se extendía a otros parientes en caso de no
haber hermanos.
Intuyendo
que Booz se interesaba en su nuera, Noemí aconsejó a Rut que actuara sin demora;
entonces la joven se lavó, se puso sus mejores vestidos y bajó a la era de
Booz, donde él y sus hombres estaban desgranando la cebada.
No te dejes ver de él hasta que
haya terminado de comer y beber, le dijo Noemí. Cuando se haya acostado, fíjate bien dónde
duerme, vas luego, destapas sus pies y te acuestas; él te indicará lo que debes
hacer. (Rut 3:3-4).
Cuando
Booz despertó a medianoche oyó decir a Rut “Extiende tu manto sobre mí, porque
tienes el derecho de levirato (Rut 3:9). Booz se mostró compasivo; le aseguró
que haría lo que ella le pidiera y la dejó dormir a sus pies el resto de la
noche, aunque la hizo marcharse antes del amanecer para que nadie supiera que
había pernoctado allí. También le dijo que él no era el familiar más cercano y
que solo podrían casarse si el otro pariente rehusaba hacerlo; ese hombre, cuyo
nombre no se conoce, tenía prioridad sobre la viuda, pero renunció a su
derecho.
Se
casaron y tuvieron un hijo Obed, que habría de ser el padre de Isaí y abuelo de
David.
En
la escena final del libro. Noemí aparece con su nieto en el regazo mientras las
mujeres del pueblo elogian a Rut por dar más amor a su suegra del que le darían
siete hijos, número que simbolizaba la perfección.
Mil
años después, en Belén, nació un descendiente de Obed, Jesús, cuya genealogía
incluye a Rut y otras tres mujeres.
No
se sabe a ciencia cierta quien fue el autor del libro de Rut. Se cree que fue
compilado entre los siglos X y VIII a.C., para tener información sobre el linaje
del rey David.
Hoy
los judíos honran el recuerdo de Rut leyendo su historia durante la Fiesta de
las Semanas, que se celebra cada año marcando el final del período de la siega
de granos.
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