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domingo, 7 de febrero de 2016

Mª Isabel Martínez Cemillán: Semana Santa en el recuerdo

Cristo Crucificado
Diego Velázquez (1599-1660)


Ya, días locos y divertidos de Carnaval, después Cuaresma, sacrificio, ayuno, y en poco más de un mes, Semana Santa.

Y, ahora que la Semana Santa se ha convertido para muchos en un periodo vacacional de disfrute, sol en la playa, esquí en la nieve o viaje a nuevos lugares, algunos nostálgicos del ayer tradicional, como yo, recordamos con cierta añoranza viejos tiempos y nos preguntamos si es que el paso de los años, la juventud perdida, el recuerdo nostálgico los han embellecido. Pues es muy posible.

Pero lo indudable es que el sentido trascendental de la Pasión y Muerte del Señor y el milagro de su Resurrección se ha enfriado bastante y muy especialmente en la literatura y poesía, tan lejana de aquella que cultivaron asiduamente, transida de sentido religioso tantos poetas como Lope de Vega, Góngora, y muchos más, hasta casi, casi, hoy día. Y digo casi, casi porque, afortunadamente escritores modernos como Gerardo Diego, que sintió la presencia de Dios durante toda su vida, escribió un fervoroso Vía Crucis:

Jesús sentenciado a muerte.
No bastan sudor desvelo,
caliz, corona, flagelo,
todo un pueblo a escarnecerte.


Yo me declaro convicto.
Yo te negué con Simón.
Te vendí y te hice traición,
con Pilatos y con Judas.
Y aún mis culpas desanudas
y me brindas el perdón.

Y tantos otros, León Felipe y su:

Hazme una cruz sencilla carpintero,
sin añadidos ni ornamentos,
que se vean desnudos los maderos…

Luis Rosales, Machado, que incorpora en sus versos el hecho religioso fundamental de las Procesiones que desde la Edad Media, promocionadas por los franciscanos, se desarrollaron como manifestación de la piedad popular con sentido penitencial a través de las imágenes de Cristo y su Madre dolorosa, muy pronto incrementadas con grupos  escultóricos, Santa Cena, Oración del Huerto, una iconografía tan real que conmoverá, y acrecentará el fervor de los fieles y expresará sus sentimientos a viva voz en la vehemente «saeta», literaria y directa como la machadiana:

Cantar del pueblo andaluz
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz.

Cantar de la tierra mía
que echa flores
al  Jesús de la agonía
y es la fe de mis mayores.

El caso es que desde que Cristo murió en la cruz ha pasado mucha agua por los puentes, el hombre se mueve por el espacio, Internet y la Televisión se han metido en nuestras casas y nos informan o ¿desinforman?, de todo, los móviles nos acribillan, la tecnología impera…

Pero en los días santos, en la dolorosa y fervorosa tarde del Viernes Santo, aún somos muchos, muchos los que mirando al Cristo agonizante y el profundo dolor de su Madre, esperamos  esa resurrección que se hará tangible el Domingo de Gloria diciendo con alegría:

¡Jesús ha resucitado!

¡Feliz Pascua!








© Mª Isabel Martinez

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