Cristo Crucificado Diego Velázquez (1599-1660) |
Ya,
días locos y divertidos de Carnaval, después Cuaresma, sacrificio, ayuno, y en
poco más de un mes, Semana Santa.
Y,
ahora que la Semana Santa se ha convertido para muchos en un periodo vacacional
de disfrute, sol en la playa, esquí en la nieve o viaje a nuevos lugares,
algunos nostálgicos del ayer tradicional, como yo, recordamos con cierta
añoranza viejos tiempos y nos preguntamos si es que el paso de los años, la
juventud perdida, el recuerdo nostálgico los han embellecido. Pues es muy
posible.
Pero
lo indudable es que el sentido trascendental de la Pasión y Muerte del Señor y
el milagro de su Resurrección se ha enfriado bastante y muy especialmente en la
literatura y poesía, tan lejana de aquella que cultivaron asiduamente, transida
de sentido religioso tantos poetas como Lope de Vega, Góngora, y muchos más,
hasta casi, casi, hoy día. Y digo casi, casi porque, afortunadamente escritores
modernos como Gerardo Diego, que sintió la presencia de Dios durante toda su
vida, escribió un fervoroso Vía Crucis:
Jesús sentenciado a
muerte.
No bastan sudor desvelo,
caliz, corona,
flagelo,
todo un pueblo a
escarnecerte.
…
Yo me declaro
convicto.
Yo te negué con
Simón.
Te vendí y te hice
traición,
con Pilatos y con
Judas.
Y aún mis culpas
desanudas
y me brindas el
perdón.
Y
tantos otros, León Felipe y su:
Hazme una cruz
sencilla carpintero,
sin añadidos ni
ornamentos,
que se vean desnudos
los maderos…
Luis
Rosales, Machado, que incorpora en sus versos el hecho religioso fundamental de
las Procesiones que desde la Edad Media, promocionadas por los franciscanos, se
desarrollaron como manifestación de la piedad popular con sentido penitencial a
través de las imágenes de Cristo y su Madre dolorosa, muy pronto incrementadas
con grupos escultóricos, Santa Cena,
Oración del Huerto, una iconografía tan real que conmoverá, y acrecentará el
fervor de los fieles y expresará sus sentimientos a viva voz en la vehemente «saeta»,
literaria y directa como la machadiana:
Cantar del pueblo
andaluz
que todas las
primaveras
anda pidiendo
escaleras
para subir a la cruz.
Cantar de la tierra
mía
que echa flores
al Jesús de la agonía
y es la fe de mis
mayores.
El
caso es que desde que Cristo murió en la cruz ha pasado mucha agua por los
puentes, el hombre se mueve por el espacio, Internet y la Televisión se han
metido en nuestras casas y nos informan o ¿desinforman?, de todo, los móviles
nos acribillan, la tecnología impera…
Pero
en los días santos, en la dolorosa y fervorosa tarde del Viernes Santo, aún
somos muchos, muchos los que mirando al Cristo agonizante y el profundo dolor
de su Madre, esperamos esa resurrección
que se hará tangible el Domingo de Gloria diciendo con alegría:
¡Jesús
ha resucitado!
¡Feliz
Pascua!
© Mª Isabel Martinez
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