Cuando la ciudad duerme,
mi corazón susurra culpable.
Sonrisas colgadas en el perchero.
De puertas adentro, se acabó la función.
Y entonces la realidad toma protagonismo
y el remordimiento, el control.
Fluctuaciones emocionales constantes
como un abanico multicolor.
No puedo esconder mi congoja,
ni seguir bañándola en grados de alcohol.
Tropiezo una y otra vez con mi propia esencia,
sin aceptar aquello que soy.
Intenté modelar mi alma
para ser: "Mi mejor versión",
recorrí kilómetros por tierra, mar y aire
en busca de una perspectiva mayor.
Pero aquellos nuevos senderos
solo disfrazaron mi dolor.
Impulsiva y visceral,
no siempre tomo la mejor decisión.
Pasión, Pasión , Pasión,
hierve por mis venas
cegándome cada noche,
impidiéndome pensar con razón.
Tropiezos, caídas... a la orden del día,
merman mi fortaleza y determinación.
Quiero gritar, alto, muy alto.
Quiero volver a salir corriendo tras el Sol.
Ilusiones dormidas, mates, sin brillo,
aguardan en mi interior
como en stand-by.
Sueños y esperanzas
es estado de hibernación.
Ecos eternos de tristeza
me van consumiendo,
de puertas adentro, tras el Telón.
© Laura Cabezas
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