Sitio arqueológico de Atapuerca |
La pasión por la
paleontología, por la antropología, por el turismo hizo que un grupo de homo
sapiens visitara Atapuerca.
Esa sierra de apenas 25
kilómetros cuadrados, y 1123 metros sobre el nivel del mar, nos ha regalado las
pruebas más abundantes y antiguas de la presencia del hombre en Europa, donde
encontramos más de doscientos yacimientos arqueológicos, que se formaron en
épocas diferentes.
Una sierra pequeña geográficamente,
pero gigantesca en testimonios. La historia en Atapuerca comienza hace unos 1,2
millones de años, y nos brinda una crónica humana completa y continua hasta hoy.
Situada en el ángulo noreste
de la meseta castellana se podría comparar con un queso gruyere, porque el
relieve de estas zonas está condicionado principalmente por la llamada karstificación,
esas rocas solubles al agua como la caliza, dolomía, yeso…
Los espeleólogos han documentado
cinco kilómetros de galerías y cuevas dentro de esta pequeña sierra. Nuestro
guía nos enseña tres yacimientos:
La
sima de los elefantes
Complejo
Galería
La
Gran Dolina
Y nos ha hablado del cuarto:
La sima de los huesos, el yacimiento más popular, con forma de calcetín, que no
se puede visitar.
Atapuerca está vinculada al
río Arlazón que nace en la sierra de la Demanda. Forma parte del llamado
corredor de la Bureba, importante paso entre el valle del Ebro y la cuenca del
Duero, y ruta principal hacia el interior de la península ibérica desde Europa,
donde manadas de herbívoros, carnívoros, homínidos lo cruzaban. También la
fauna y la flora lo eligieron por la fertilidad de sus tierras, y la abundancia
de recursos.
En 1896 se comenzó a
construir una vía ferroviaria, para el transporte de minerales como el hierro,
el carbón, desde las minas del sistema ibérico hasta los altos hornos de
Vizcaya. Más de dos mil mineros petaron la sierra. Fue a mediados de los años
50 cuando se descubrió un conjunto de grutas, siendo el origen del yacimiento
paleontológico más importante de Europa. Hoy Patrimonio de la Humanidad.
Caminando hacia el primer
yacimiento vemos una pequeña cueva. Se
conoce como la cueva peluda por las raíces de los árboles que penetran en la
caliza y cuelgan del techo.
Llegamos al primer Yacimiento: Sima del elefante o Trinchera Elefante
Se empezó a excavar en 1996.
Al encontrar un hueso muy grande se creyó que era de elefante, y así se llamó
al yacimiento, pero al estudiarlo, medirlo, compararlo, el hueso resultó ser de
un rinoceronte, menos mal que cuatro años después aparecieron huesos de
elefante y el nombre tuvo su razón de ser.
Nuestro guía recordó a los
más pequeños que viendo los estratos, los de abajo son los más antiguos y los
de arriba más modernos, y que la estratigrafía es una secuencia de estratos.
También nos ha explicado los
carteles: TE (trinchera elefante) + un número + un dibujo con los restos
encontrados. Fue en el estrato TE 9 donde aparecieron los primeros restos
humanos.
Estos y los del Barranco
León, el yacimiento granadino de «Orce», son los huesos humanos más antiguos de
Europa occidental.
El primer hueso encontrado
fue una mandíbula de un anciano de unos cuarenta años con los dientes
desgastados. También encontraron una falange. La primera especie del primer
europeo no lo sabemos. Es un homo, pero la especie se desconoce.
En el estrato TE 19 aparece
la evidencia de los neandertales, no los huesos humanos, sino los utensilios
que utilizaban. Y los dientes con marcas de corte hechas con herramientas de
trabajo.
Gracias a la flora que la
conocemos a través del polen y los huesos de animales sabemos que, hace dos
millones de años el clima de Burgos era más cálido.
Yacimiento de Galería |
Llegamos al: Complejo Galería y Covacha de los Zarpazos
Estaríamos dentro de otra
cueva que quedó al aire libre, entre 500 mil y unos 350 mil años de antigüedad.
Nos muestra el guía que desde la pared izquierda hasta la derecha el techo no
es continuo. Hay una zona que se le conoce como la Covacha de los Zarpazos,
donde los osos después de hibernar, despertarse, y bostezar, afilaban sus
garras; y también marcaban el territorio. El techo nos muestra una trampa natural
para animales, que de forma accidental o incitados se caían por ese boquete.
Imaginémonos que somos «pre neandertales»
y que de pronto desaparece el animal que estamos acechando. ¡Diantres! ¿Qué ha
sucedido? La deducción nos llevaría a buscar la entrada de los osos, la Covacha
de los Zarpazos. Luego de comprobar que el animal está bien muerto, habría que
despellejarlo. Como aquí solo se encontraron costillas, cráneos, dientes… nos
preguntaríamos ¿dónde están las patas? Pero el hambre se ha hecho presente a
través del sonido de las tripas. Y no nos resistimos a comer un buen trozo de
carne. Los esquimales de hoy utilizan la boca como una tercera mano. Así que agarramos
la carne con la boca y con el bifaz ‒nuestro cuchillo‒ hacemos un buen corte. A
veces somos tan brutos que por el ansia nos hacemos marcas de corte en los
incisivos al cortar. Y estas marcas muestran la mano preferente, si era zurdo o
diestro. De cien individuos, noventa y ocho eran diestros, un zurdo y un
probable ambidiestro. La misma proporción de nuestra población actual.
La sima de los huesos se
encuentra cerrada. No se puede acceder a ella. Allí se descubrieron 28
homínidos diferentes, encontraron hasta los huesos más pequeños, los del oído:
martillo, yunque y estribo. Físicamente aquellos homínidos eran altos, la
altura media era de un metro ochenta, fuertes con noventa o cien kilos de puro
músculo. No eran bajitos, ni peludos, ni feos, como quizás usted pudiera pensar.
Uno de los cráneos de
Atapuerca se llama Miguelón, por Miguel Induráin, ciclista español, que ganó el
Tour de Francia cinco veces consecutivas y el Giro de Italia en dos ocasiones. Fue
además campeón del mundo y olímpico contrarreloj. Nos enseñaron una réplica de Miguelón
y la de un homo sapiens.
Miguelón Cráneo 5 / AT 700 |
Miguelón tiene la cara
prominente como un pequeño hocico, no tiene frente, se le llama frente huidiza,
con cejas fuertes (torus supraorbitario), el cráneo es más alargado, más
apepinado. El homo sapiens, en cambio, tiene la cara más vertical, el cráneo
como si fuera un globo, más redondeado; con dos o tres dedos de frente.
Homo heidelbergensis y Pre
neandertales. Existe un intenso debate al respecto. Al encontrarse los 28 tipos
diferentes en Atapuerca, era confuso llamarles a todos Homo heidelbergensis, pues
no está claro que pertenezcan a esta especie. Lo más correcto era denominarlos pre
neandertales, ya que son antepasados de estos.
Por fin llegamos a: Gran
Dolina o Trinchera Dolina
Es donde se han encontrado
los más antiguos vestigios. Y se salió de dudas al encontrar las patas de los
animales caídos en la trampa. ¿Por qué están aquí? A saber.
Durante muchos años se creyó
que la población humana tenía una antigüedad de 500 mil años, pero un 8 de
julio de 1994, una científica llamada Aurora Martín Nájera, encontró un canino
humano en un estrato mucho más antiguo. Se supo por dos evidencias científicas.
Una por el polo magnetismo. Se sabe que, hace 780 mil años tuvo lugar una
inversión completa de los polos magnéticos Matuyma-Brunhes). El diente estaba
situado más abajo de los 500 mil. La segunda evidencia fue la
bio-estratografía. En ese estrato apareció una rata que se extinguió hace 600
mil años. Hoy se sabe que el hombre
tiene 830 mil años de antigüedad.
Atapuerca es el único
yacimiento del mundo que demuestra la evolución de nuestra especie. El Homo
antecesor se convirtió en el más antiguo poblador europeo, con una cara mezcla
de rasgos arcaicos y modernos, a diferencia de sus predecesores que tenían una
cara plana. Vemos una mandíbula que es la parte inferior, la de arriba se le
llama maxilar superior. Y buscamos en nuestra cara la fosa canina, pues los
cráneos la tenían por lo que demostraba que eran modernos, cara vertical.
Hay hipótesis sobre las marcas
de corte en huesos humanos. Podrían demostrar canibalismo. Al parecer no fue
cuestión de hambre, hay cientos de restos de animales; se cree que fue por
conflictos, guerras, control de territorio. Esta zona es de una ventaja
estratégica enorme.
Fin de la visita
Como nos gusta discutir, nos
gusta la gresca, habrá quien se crea o no, mucho de lo aquí escrito, sobre todo
eso de que el clima en Burgos era más cálido. ¡Con el frío que pasamos!
Por mi
parte, creo a pie juntillas, todo lo dicho por nuestro guía Mario, ameno,
experto en dientes y gran comunicador. Destaco que aquí no está todo lo que dijo,
ni dijo todo lo que está escrito. Y recordad esta máxima científica:
«La ausencia de evidencia no
es evidencia de ausencia»
1) Entrada a la trinchera; 2) Sima del elefante; 3) Galería; 4) Gran Dolina |
Un
abrazo a todos
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