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lunes, 17 de abril de 2023

Anjar (Líbano): Patrimonio de la Humanidad 1984

 

Gran Palacio - Foto: Ángeles Alonso


Fue uno de los centros comerciales más importantes de la zona, pues conectaba rutas que llegaban a Damasco, Homs, Baalbek y el sur del país. Está a muy pocos kilómetros del paso fronterizo con Siria.

Esta ciudad omeya bajo las montañas del Antilíbano está cortada por dos calles principales, el Cardo Máximo —término latino que significa calle principal que va de norte a sur— y el Decumanus Maximus —de este a oeste—, dividiéndola en cuatro bloques donde se encontraban las mezquitas, los baños, los depósitos de víveres, los palacios y otras residencias.

La rodeaba una poderosa muralla casi cuadrangular y cuatro puertas dotadas cada una por una importante fachada protegida por torres y matacanes. Y es que la historia de los omeyas destaca por sus batallas y conquistas, por lo que sentían que las paredes y torres de defensa eran muy necesarias. Unas sesenta inscripciones omeyas se esparcen por sus paredes.

Lo primero que salió a la luz en 1949 en las excavaciones fue un enorme palacio, al norte restos esparcidos de una mezquita, luego un segundo palacio más pequeño con adornos y símbolos donde todavía se aprecian restos del suelo original. A veinte metros los baños omeyas con las separaciones clásicas: una sección para vestuarios, para el agua fría, para el agua tibia y para el agua caliente. Hay restos de mosaicos y parte de un sistema de calefacción central.

Gran Palacio Omeya de Anjar - Foto: Ángeles Alonso




Anjar: belleza especial


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