Gran Palacio - Foto: Ángeles Alonso
Fue uno de los centros
comerciales más importantes de la zona, pues conectaba rutas que llegaban a
Damasco, Homs, Baalbek y el sur del país. Está a muy pocos kilómetros del paso
fronterizo con Siria.
Esta ciudad omeya bajo las
montañas del Antilíbano está cortada por dos calles principales, el Cardo
Máximo —término latino que significa calle principal que va de norte a sur— y
el Decumanus Maximus —de este a oeste—, dividiéndola en cuatro bloques donde se
encontraban las mezquitas, los baños, los depósitos de víveres, los palacios y
otras residencias.
La rodeaba una poderosa
muralla casi cuadrangular y cuatro puertas dotadas cada una por una importante
fachada protegida por torres y matacanes. Y es que la historia de los omeyas
destaca por sus batallas y conquistas, por lo que sentían que las paredes y
torres de defensa eran muy necesarias. Unas sesenta inscripciones omeyas se
esparcen por sus paredes.
Lo primero que salió a la luz
en 1949 en las excavaciones fue un enorme palacio, al norte restos esparcidos
de una mezquita, luego un segundo palacio más pequeño con adornos y símbolos
donde todavía se aprecian restos del suelo original. A veinte metros los baños
omeyas con las separaciones clásicas: una sección para vestuarios, para el agua
fría, para el agua tibia y para el agua caliente. Hay restos de mosaicos y
parte de un sistema de calefacción central.
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