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miércoles, 7 de agosto de 2024

Abraham Lincoln: Gettysburg

 



Décimo sexto presidente de los Estados Unidos de América, el más conocido, el más misterioso. Un hombre alegre y bromista según quienes lo conocieron. Su humor hacía cosquillas a los amigos y golpeaba a sus enemigos. Hasta echaba mano de chistes cuando lo creía oportuno.

Se dice que era muy feo. Unas orejas descomunales, una nariz desmedida, la barba oscura, los ojos sombríos, las cejas hirsutas coronaban una altura de un metro y noventa y tres centímetros.

Dominaba el arte de la brevedad en sus discursos. En Gettysburg solo habló poco más de dos minutos, en diez oraciones y en menos de trescientas palabras. Fue pronunciado el 19 de noviembre de 1863. Y ha sido considerado con posterioridad como uno de los más grandes discursos en la historia de la humanidad.

Su influencia ha sido grande. La fórmula del «gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo» para definir la democracia ha sido adoptada por muchos países que aman la libertad.

 

Su discurso:

Hace ochenta y siete años, nuestros padres hicieron nacer en este continente una nueva nación concebida en Libertad y consagrada al principio de que todas las personas son creadas iguales.

Ahora estamos envueltos en una gran guerra civil que pone a prueba si esta nación, o cualquier nación así concebida y así consagrada, puede perdurar en el tiempo. Estamos reunidos en un importante campo de batalla de esa guerra. Hemos venido a destinar una porción de dicho campo como lugar de último descanso para aquellos que dieron aquí sus vidas para que esta nación pudiera vivir. Es plenamente oportuno y apropiado que hagamos tal cosa.

Pero en un sentido más amplio, no podemos dedicar, no podemos consagrar, no podemos santificar este terreno. Los valientes hombres vivos y muertos que aquí lucharon, ya lo han consagrado muy por sobre lo que nuestras escasas facultades pueden añadir o restar. El mundo apenas notará o recordará por mucho tiempo lo que aquí se diga, pero jamás podrá olvidar lo que ellos hicieron en este sitio. Somos más bien nosotros, los vivos, quienes debemos dedicarnos a la tarea inconclusa que los que aquí lucharon hicieron avanzar tanto y tan noblemente. Somos más bien los vivos quienes aquí debemos abocarnos a la gran tarea que aún resta ante nosotros: que de estos muertos a los que honramos, se extraiga un mayor fervor hacia la causa por la que ellos entregaron la mayor muestra de devoción. Que resolvamos firmemente que estos muertos no dieron su vida en vano. Que esta nación, Dios mediante, tendrá un nuevo nacimiento de libertad. Y que el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no desaparecerá de la faz de la Tierra.

Abraham Lincoln

La Batalla de Gettysburg por Thure de Thulstrup

 

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