Fotografia de Socorro González-Sepúlveda Romeral |
Si la belleza es una característica
de las cosas que percibimos a través de una experiencia subjetiva, yo solo puedo hablaros de mis
propias experiencias.
¿Cómo percibo la belleza cuando miro
las cosas que me rodean? No sabría expresarlo, pero sí sé lo que siento. Me
emociona más ver un grupo de macetas con geranios, arrimadas a la puerta de una
casa o en las ventanas, que un jardín de diseño. Prefiero los paisajes rurales:
campos arados, viñedos, olivos, frutales en hilera, como soldados a punto de
desfilar, a los paisajes de alta montaña que me sobrecogen, pero con los que no
me identifico. De la misma manera, percibo más belleza en una casa enjalbegada
que en un palacio barroco. Revindico la belleza de lo imperfecto. Siento
admiración por las cosas bien hechas, pero lo imperfecto me conmueve, como un
dibujo hecho por un niño o una cazuela de barro asimétrica.
Los árboles me gustan todos, la
sombra del nogal, el olor de las higueras… Me gustan los hornos de hacer pan y un
corral con gallinas. Por las mañanas, me gusta ver a los
niños entrar en el colegio, cogidos de la mano de sus madres. Me gusta ver
llover. Me emociona la gente solidaria. Mis mejores experiencias están ligadas
a la gente corriente. Si a la belleza se la asocia con el bien, creo que los
hombres y mujeres bondadosos siempre son hermosos y, me emociona pensar, que
son la mayoría de los que conozco o con los que me cruzo en la calle a diario. Sí,
hay belleza en lo cotidiano.
© Socorro
González-Sepúlveda Romeral
Cada palabra, cada expresión, cada puntuación es la justa, la adecuada.
ResponderEliminarNo se puede escribir mejor.
Gracias, José Luis, ¿No exageras? Luego, voy yo y me lo creo...
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