domingo, 12 de octubre de 2014

Marisa Caballero: Un lugar en las estrellas


Comarcas vallisoletanas.
Morado: Tierra de Campos.
Amarillo: Montes de Torozos.
Azul claro: Campiña del Pisuerga.
Rojo: Páramos del Esgueva.
Azul oscuro: Campo de Peñafiel
Verde: Tierra de Pinares
Ocre: Tierra del vino
Blanco: Tierra de Medina


            En la primera quincena de Julio, una amiga tuvo la amabilidad de invitarnos, a pasar unos días, en Castronuño (Valladolid). Llevaba mucho tiempo ofreciéndonos su casa, pero teníamos que ponernos de acuerdo varias personas, lo que siempre crea dificultades; ahora puedo, pero fulanita, no. Por fin, cuadramos las agendas y organizamos el viaje.

            Siempre aseguraba que,  su pueblo está muy bien situado. Circunstancia que permite  desplazarse  a Toro, Tordesillas, Zamora, Valladolid y Palencia, en poco tiempo, con buenas carreteras. Sin olvidar que la provincia de Valladolid ostenta el privilegio de ser la que alberga el mayor número de castillos de todas las provincias españolas, creo son veintisiete.

            He de confesar, que por esa tendencia que tenemos todos a engrandecer lo que amamos, llegué a pensar era un poco chovinista en su exaltación. Ahora, realizada la visita tengo que reconocer que tiene razón.

            Comenzamos nuestro itinerario en Castronuño, situado en lo alto de un cerro,  por un paseo desde el que se contempla el embalse de San José, que ensancha el rio Duero, y por el lugar donde se encontraba el antiguo castillo.  En el Medievo fue plaza fuerte.

            En 1476, y como consecuencia de la guerra de secesión castellana, siendo su alcaide Pedro de Mendaña, partidario de Juana la Beltraneja. Al frente de su hueste de bandidos; resistió con bravura a los sitiadores, lo que obligó al rey D. Fernando a acudir en ayuda de los suyos, Aunque la villa fue tomada, los valerosos defensores de la fortaleza, se resolvieron a vender caras sus vidas. Entonces D. Fernando entró en tratos con Mendaña, quien marchó a Portugal con la gente y bienes que tenía en el castillo, dándosele por la artillería y bastimentos que quedaron en el castillo 7.000 florines de oro de Aragón. Los naturales de la villa, escarmentados por las penurias de la guerra, derribaron las murallas de la fortaleza, para evitar en lo sucesivo la repetición de aquellos hechos. Es indudable la inteligencia de los vecinos, ya lo dice el refrán “se acabó el perro, se acabó la rabia”, hoy en su lugar hay varias bodegas particulares. Seguimos caminando y nos encontramos con la Casa de la Reserva, la parte más alta del municipio, donde facilitan toda la información necesaria para visitar las riberas del Duero, y las diferentes rutas de esta maravillosa reserva natural.

            Continuamos por el paseo hasta llegar a la iglesia de Santa María del Castillo; antes ermita del Santo Cristo,  edificada sobre el Alto de la Muela, construida a finales del siglo XII, donde se disfruta una excelente vista sobre el río y el mirador del Teso.
Iglesia de Santa María del Castillo
Castronuño (Valladolid)
Ábside de la Iglesia.
Castronuño (Valladolid)

            En días sucesivos visitamos Tordesillas, Toro, Zamora, Medina de Rioseco, ciudades de las que no voy a hablar, porque haría interminable este artículo, cada una de ellas merece una explicación detallada.

            Al regresar de una de nuestras visitas, Rosana; que organiza actividades en el pueblo, entre las que se encuentra una que a mí me gusta especialmente, “Cantando al fresco”, que reúne los viernes veraniegos,  a todo el que quiera acudir a la plaza, para cantar y mantener vivo el folclore de la zona. Me contaron la iniciativa, lástima que no haya podido presenciarlo, pues bien, como digo al coincidir con ella, nos ofreció una excursión a Tiedra, a un precio asequible, visitaríamos el Castillo y el Centro Astronómico, que al parecernos muy interesante decidimos inscribirnos.

            A la hora indicada estábamos en la plaza, como un lugareño más, porque Castronuño se caracteriza por la amabilidad de sus habitantes. Subimos al autobús con destino a Tiedra. La visita incluía  el  Castillo, la cena y el Centro Astronómico.


Castillo de Tiedra
(Valladolid)

            A la llegada nos esperaba un guía que nos explicó que Tiedra estaba situada en las estribaciones occidentales de los montes Torozos, al borde del páramo, en una imaginaria frontera entre la Tierra de Campos y el Campo de Toro. Tiene su origen en una ciudad vaccea, posteriormente romanizada e identificada como Amallóbriga.  El castillo data del siglo XI, aunque no fue levantado sobre las ruinas romanas, sino unos centenares de metros más alejado. Empleado como moneda de cambio entre castellanos y leoneses. Sancho II encargó al Cid la gestión de una entrevista con su hermana Dª Urraca, pretendía que cambiara Zamora por Astorga, Benavente, Villalpando y el castillo de Tiedra. Fue conquistada por Pedro I. Su hermano Enrique II lo donará a la familia Alburquerque. Álvaro de Luna lo recibe de Juan II. Tras la batalla de Olmedo, Pedro Girón, Maestre de Calatrava, se hará con la propiedad, permaneciendo definitivamente en la Casa de Osuna hasta el siglo XIX. Los nuevos propietarios lo utilizaron como palomar. Tras unas largas negociaciones con los herederos del castillo, la administración local llegó en 2005 a un acuerdo por el, que por medio de una permuta la familia propietaria,  cedía el castillo a cambio de unos terrenos ubicados en el término municipal de la localidad (detallado en la página web del Municipio).

            Tras más de cuatro años de rehabilitación, el castillo se abrió al público en 2013.

            De estructura muy simple y arcaica, una torre cuadrada protegida por una cerca a su alrededor consistente en una muralla almenada con dos cubos en dos de sus lados y restos de un tercero en otro. Originariamente rodeado por un foso, hoy cegado, poseía varias puertas de acceso. Actualmente solo se utiliza la del lado oeste que se halla flanqueada por dos torreones.

            Desgraciadamente, no había tiempo de visitar la población, subimos a la Torre del Homenaje, de planta cuadrada, y veintiocho metros de altura, con varios pisos, el superior abovedado con arcos fajones. Nuestra guía nos informó, que en Tiedra hubo cuatro  iglesias, sólo la del Salvador continúa abierta al público. Su Plaza Mayor es porticada y la ermita de Nuestra Sra. de Tierra Vieja, es de estilo barroco.

            Después de una hamburguesa casera  muy buena, nos desplazamos al Centro Astronómico. La mayoría de los componentes del  grupo, nunca había mirado por un telescopio, por lo que todos teníamos  una gran ilusión, por contemplar una mínima parte del Universo. Curiosidad que ha tenido el hombre desde los tiempos más antiguos. Siempre ha mirado al cielo.

            En el Paleolítico; marcaban las estaciones en sentido religioso, con fines astrológicos en Babilonia y en Grecia  donde comenzó a desarrollarse lo que ahora conocemos como astronomía occidental.

            En Egipto, al observar que El Nilo empezaba su crecida más o menos en el momento en que la estrella Sothis, que hoy conocemos como Sirio, tras permanecer mucho tiempo invisible bajo el horizonte, podía verse de nuevo poco antes de salir el sol. Incluso su mitología destaca el nacimiento de una estrella cuando nació Osiris.

            Babilonios, griegos, egipcios, fueron los primeros en desarrollar lo que ahora llamamos astronomía occidental.

            Balaán profetizó la aparición de la estrella de Jacob, todos los jefes y pueblos de la India y Oriente, desearon ardientemente que la profecía se cumpliese, mandando regalos a los vigilantes del monte para que lo anunciaran inmediatamente. Caldeos y persas, no dudaban de los vaticinios hebreos y escogieron a doce sabios entre las personas más expertas de astrología, asignándoles grandes sueldos, para que escrutaran la aparición de dicha estrella.

            Cuando Dios decidió enviar a su hijo al mundo, desde el monte Vaus se vio elevarse una nueva estrella que brillaba como el sol e iluminaba el mundo entero.

            Se comprende el interés del grupo en la visita .El cielo, los planetas y las estrellas, forman parte de nuestra vida cotidiana,  pero  su magia impregna la memoria colectiva.

            Nos explicaron que el número de estrellas visibles a simple vista desde la Tierra son aproximadamente 8.000, de las cuales 4.000 están en el hemisferio norte del cielo y 4.000 en el hemisferio sur. Que la estrella más cercana a nuestro sistema solar es Próxima Centauri. Nacen cuando se acumula una gran cantidad de materia en un lugar del espacio y mueren cuando su masa envejece, unas se apagan convirtiéndose en nebulosas planetarias,  y otras explotan, de ahí que seamos polvo de estrellas. Con un laser, nuestro guía iba detallando diferentes nombres. En el telescopio, contemplamos la Luna, Marte y Saturno con sus anillos.

             Un planisferio en una cómoda sala habilitada al efecto, y con buenos recursos informáticos, nos paseó por el universo y  contemplamos amaneceres y ocasos. Equinoccios y solsticios, días y noches, que demostraban en todo momento la situación de los astros.

            Es entendible que ésta visita, haya superado con creces cualquier otra. En sentido general, una estrella es todo objeto astronómico que brilla con luz propia y...




TIEDRA BRILLA, 

OCUPA UN LUGAR EN LAS ESTRELLAS.












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