miércoles, 11 de diciembre de 2024

Matera: Ciudad de piedra (Italia)

 



 

Matera recibe al visitante en la Plaza Vittorio Veneto en la parte moderna de la ciudad. En esta plaza vemos el Palombaro, un sistema de almacenamiento de agua de lluvia. En 1846 se construyó una inmensa cisterna en esta plaza. Desde la parte más alta del Sasso Barisano se desviaba el agua por conductos y se canalizaba en pozos, donde los habitantes de Matera sacaban las cantidades necesarias para la rutina diaria. La cisterna de Palombaro fue descubierta por casualidad en los años 90, tiene dieciocho metros de profundidad, cincuenta metros de largo y una capacidad de cinco millones de litros.

Se piensa que esta región ha estado habitada desde el Paleolítico y que fue fundada por los romanos en el siglo III a.C., más tarde la conquistaron los lombardos y se convirtió en parte del Ducado de Benevento. Durante los siglos VII y VIII estuvieron en las grutas los benedictinos y los ortodoxos griegos. Los siglos IX y X se caracterizaron por luchas entre sarracenos, bizantinos, emperadores alemanes, normandos. En el siglo XV se convirtió en posesión aragonesa, más tarde en el siglo XVII fue de los Orsini. Y así fueron pasando los años.

En su casco antiguo las casas están excavadas en esa roca caliza, también llamada toba calcárea, piedra tosca, travertino, que junto con las iglesias rupestres fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en 1993.  Su fama radica en los «Sassi» que significa «Piedras». Son asentamientos trogloditas, prehistóricos, de hace unos nueve mil años y pudiera ser uno de los primeros asentamientos humanos en Italia. Muchas de esas casas son cavernas y algunas calles son los tejados de otras casas. Creció en altura en una ladera del barranco. Una maravilla.

Hasta finales de los años ochenta, esta zona estaba considerada como muy pobre, pero gracias al turismo y al gran parecido de la parte externa de los sassi con los antiguos lugares de Jerusalén y sus alrededores, ha atraído la atención de directores de cine entre ellos Pier Paolo Pasolini que filmó allí «El Evangelio según San Mateo». No solo esa, también muchas otras más.

Merece la pena visitar Matera. Por todo. Por su catedral, sus iglesias, las cisternas, el Castillo...

 

    

 

lunes, 9 de diciembre de 2024

La cocina a mi alcance: Sopa de almendras

 



Mi amigo Mariano, toledano, esta semana ha venido a visitarme junto a su mujer Mª Carmen, madrileña, que es amiga de toda la vida.

Dice que este delicioso postre se toma por tradición en Toledo el 24 de diciembre. Ella le recuerda que también podría ser una bonita ocasión el 12 de enero, día del mazapán.

A él le gusta semilíquida, a ella sólida como un pudín de almendras. A él caliente o templada, a ella, fría. A él en cazuela de barro, a ella cortada en cuadritos. En lo que sí están de acuerdo es echarle por encima almendras y piñones...

A escondidas para que Mariano, muy tradicionalista, no la oiga me dice que a ella también le gusta cambiar el pan por bizcochos de soletillas o con galletas María.

Mi vecina Rocío hace acto de presencia en la reunión y comenta que como ella es del sur, de Andalucía, allí hay otros tipos de sopas de almendras. Saladas, como las de su abuela, que mezclaba la pasta de almendras con unas gotas de vinagre y echaba yema de huevo, aceite, ajo, pan, azafrán, sal... Que ya nos la daría a probar.

Y que no se nos olvide que el consumo de almendra ayuda a reducir el colesterol.

Nos dejó con la boca abierta.

 

Ingredientes:

2 litros de leche

250 gramos de pasta de almendras (se vende en fechas navideñas en todas las pastelerías)

1 palo de canela o canela molida

1 barra de pan normal

2 cucharadas de canela en polvo

100 g de piñones

200 g de azúcar

Almendras y piñones para decorar

Corteza de limón

 

Preparación:

 

Lavamos la corteza de limón. Calentamos la leche hasta el punto de ebullición y la retiramos del fuego, añadimos la corteza de limón y el palo de canela. Deshacemos la pasta de almendra en media taza de leche fría y la añadimos al resto de leche hirviendo. Cocer durante unos cinco minutos para que se integren todos los ingredientes, moviendo de vez en cuando. Añadimos el azúcar y batimos hasta que la mezcla quede sin grumos. Cortamos el pan en rodajas muy finas y cubrimos la cazuela de barro. Añadimos la crema sobre el pan.

Precalentamos el horno a 150 grados centígrados. Metemos el recipiente durante unos quince o veinte minutos.

Sacamos del horno la cazuela y espolvoreamos con canela en polvo, adornándola con piñones, almendras fileteadas, frutos secos...

 

Feliz Navidad

 

sábado, 7 de diciembre de 2024

Amantes de mis cuentos: ¿Seré falso?

 



 

Me dicen que soy una buena persona. Es lo que aparento ser. Y como soy tan callado pues dejo que piensen lo que quieran. Pero a mí mismo no me puedo engañar. Mis pensamientos me traicionan. A veces me pregunto si soy normal.

Ayer, sin ir más lejos, iba tan tranquilo dando mi paseo mañanero cuando vino un tipo y me empujó. Como un acto reflejo le puse una zancadilla y cayó al suelo.

Nunca he hecho leña de un árbol caído, por lo que le di la mano y le ayudé a levantarse mientras pensaba: «¡Desgraciado, te mereces un buen escupitajo!». Sonreí. Seguí pensando: «¡Capullo!»

En cambio, me oí preguntando: ¿te has hecho daño? ¿te llevo al hospital?

El otro no paraba de darme las gracias y se alejó echándole la culpa al Ayuntamiento por lo mal puestas que estaban las losetas de la acera.

 

 © Marieta Alonso Más

jueves, 5 de diciembre de 2024

Sol Cerrato Rubio: Aceptación



 


Llora y derrama tus lágrimas de color cielo sobre mí.

 

Alma no quería llorar, ni descubrir su vulnerabilidad ante él.

 

Andrés se mostraba ufano y altivo ante la situación.

 

Había vuelto a meter la pata una vez más.

 

Ahora tocaba esconder la cabeza bajo el fango. E intentar esquivar las aguas turbulentas de sus pensamientos que se aglutinaban en una especie de laberinto oscuro en la mente.

 

Cogió de nuevo el móvil y marcó el último número que aparecía en el espacio dedicado a las llamadas recibidas.

 

—Buenas tardes, Alma. ¿Todo bien?

 

—Sí, todo bien. Lo he pensado mejor. Os he enviado mi carta de dimensión, tal como me sugeristeis.

 

Andrés abrazó a Alma. Ella permanecía impermeable.

 

Con la mirada fija en la ventana entreabierta por donde se colaba una ráfaga de aire fresco.

 

 

© Sol Cerrato Rubio


martes, 3 de diciembre de 2024

Amantes de mis cuentos: Regalos para todos

 



 

Inka es la perrita de Jaime. Está nerviosa al ver tanto movimiento en su casa. No sabe que es el día de Reyes.

Hay envoltorios alrededor del árbol, gritos de alegría, de enfado, de asombro… al abrir los paquetes. Jaime está enfurruñado, le han traído un balón cuando él había pedido una bicicleta y un libro cuando en la carta escribió ‒bien claro‒ que quería un videojuego.

Inka se echa a los pies del árbol. Siente frío. Se levanta. Lleva con parsimonia la manta a su rincón preferido, al lado del radiador. Soslaya las cajas y el papel tirado por el suelo y justo en el momento que ya está acomodada, Jaime tira con gran fuerza el balón y es ella quien recibe su enojo en pleno lomo.

Lanza tres ladridos contundentes, mientras Jaime llora al haber recibido un buen azote por su acción. Se echa a sus pies, lo mira melancólica, se tapa los ojos con una pata y gime en solidaridad con su amo.

Y es cuando se dan cuenta que no le han entregado su regalo. Mira a todos sonriente. Una pata delantera le sirve para mantener quieto el paquete, con la otra rasga el papel y comprueba que es un abrigo tejido a dos agujas con los colores del arcoíris.

Mueve el rabo con fuerza, lame la cara de Jaime y comienza a dar vueltas a su alrededor. Signo inequívoco de que quiere salir a la calle.

Le ponen la estridente prenda, su amo deja de sollozar, y juntos se van al parque a correr los dos, detrás del balón.

 

 

© Marieta Alonso Más