Conté mis años y descubrí que tengo menos tiempo para vivir de aquí en adelante, que el que viví hasta ahora.
Me siento como aquel niño que ganó un paquete de dulces: los primeros los comió con agrado, pero, cuando percibió que quedaban pocos, comenzó a saborearlos profundamente.
Ya no tengo tiempo para reuniones interminables donde se discuten estatutos, normas, procedimientos y reglamentos internos, sabiendo que no se va a lograr nada.
Ya no tengo tiempo para soportar a personas absurdas que, a pesar de su edad cronológica, no han crecido.
Ya no tengo tiempo
para lidiar con mediocridades. No quiero estar en reuniones donde desfilan egos
inflados. No tolero a manipuladores y oportunistas. Me molestan los envidiosos,
que tratan de desacreditar a los más capaces, para apropiarse de sus lugares,
talentos y logros.
Las personas no
discuten contenidos, apenas los títulos. Mi tiempo es escaso como para discutir títulos. Quiero la esencia, mi alma tiene prisa… Sin muchos
dulces en el paquete…
Quiero vivir al lado de gente humana, muy humana.
Que sepa reír de sus errores. Que no se envanezca, con sus triunfos.
Que no se considere electa antes de la hora.
Que no
huya de sus responsabilidades.
Que defienda la dignidad humana.
Y que desee tan
sólo andar del lado de la verdad y la honradez.
Lo esencial es lo que hace que la vida valga la pena.
Quiero rodearme de gente, que sepa tocar el corazón de las personas.
Gente a quien los golpes duros de la vida, le enseñaron a crecer con toques suaves en el alma.
Sí…, tengo prisa…, tengo prisa por vivir con la intensidad que sólo la madurez puede dar. Pretendo no desperdiciar parte alguna de los dulces que me quedan. Estoy seguro que serán más exquisitos que los que hasta ahora he comido. Mi meta es llegar al final satisfecho y en paz con mis seres queridos y con mi conciencia.
Tenemos dos vidas y la segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.
© Mário de Andrade
Poeta, novelista, ensayista, musicólogo y
fundador del modernismo brasileño. Nació en Säo Paulo en 1893 y murió en 1945.
Participó en la Semana de Arte Moderno de Säo Paulo, que tuvo gran influencia
en la renovación de la literatura y de las artes en Brasil.
En este precioso poema nos conecta con lo
esencial, con aquello que realmente importa.
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