sábado, 25 de marzo de 2023

El arte de conversar

 



Se dice que si el habla es plata, el silencio es oro. Es cierto que entre personas que acaban de conocerse el silencio puede resultar incómoda, pero entre amigos unos instantes de silencio refuerzan la amistad. A veces no se necesitan palabras para hacerse entender, para demostrar que pueden confiar uno en el otro.

En una buena conversación, en cualquier intercambio de palabras, en ese instante en que las abstracciones se transforman en lenguaje, es vital saber escuchar. Cuando dos personas hablan a la vez el resultado no es una conversación, es un enfrentamiento, una colisión. Al final ni te enteras quién dijo qué.

Una buena conversación no es una conferencia ni un informe, no hay que monopolizar la palabra demasiado tiempo, a veces es triste cuando alguien insiste en seguir hablando cuando ya no tiene nada que decir.

Se sabe que hay ciertos temas que en un grupo diverso deberían ser tabú: la religión, la política, el fútbol, las enfermedades de cada cual…

En cambio entre amigos todo es válido, hasta las recetas de cocina, los negocios, el viaje de las vacaciones… Sin pasarse, por favor.

Lo que una buena conversación ha de tener es esa chispa que alegra la mirada, ese refutar sin discutir respetando el sentir de cada uno, esas risas que para quien no esté en el ajo pueden resultar algo tontas, ese pequeño pitorreo a costa de alguien, la extravagancia del vecino del quinto, hasta ese coqueteo que tiene lugar cuando dos o más personas se reúnen para dar cabida a una de las más altas manifestaciones de la inteligencia humana: la capacidad del ser humano para expresar pensamientos y sentimientos por medio de la palabra.

 

¿Conversamos?

 


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