miércoles, 9 de octubre de 2024

La cocina a mi alcance: Patatas con costillas

 



La matanza se efectúa una vez al año, coincidiendo con los meses más fríos del invierno. 

Antolina, mi vecina pucelana, natural de un pueblo de Valladolid, nos cuenta con los ojos llenos de añoranza que el día de la matanza, en su casa, se desayunaba bien fuerte, hasta se tomaba un poco de aguardiente. Apenas salía el sol, el matarife, su padre, provisto de un garfio enganchaba al cerdo por la mandíbula y lo llevaba hasta el banco de madera con la ayuda de tíos, primos e hijos mayores. Su madre y los niños con cubos recogían la sangre y con una cuchara la removían para que no cuajara. El cerdo chillaba a más no poder y se podía oír desde lejos. 

Una vez muerto el animal se procedía al socarrado, eliminar el pelo y dejar la superficie bien lisa, luego se le abría y se le retiraba las vísceras. Los intestinos y el estómago se limpiaban en el arroyo ya que en su casa no había agua corriente y se reservaban. Esta operación la realizaban las mujeres de la familia.

Había que darle unas muestras de carne al veterinario de la comarca a primera hora de la mañana y este daba su veredicto al mediodía. Si era positivo, las mujeres asaban el rabo del cerdo y los niños se lo comían. Era una fiesta.

El picado de la carne se realizaba a la mañana siguiente, ya que al cerdo se le dejaba colgando de una viga, oreándose. A cada uno de la familia le tocaba trabajar: en salar los jamones y las paletillas, picar, sazonar y añadir el ajo para los chorizos, embutir las morcillas, adobar el lomo, poner en salazón el tocino…

La moraga la asaba su madre en la lumbre, son los primeros trozos de carne aliñada con ajo y pimienta molida, y se acompañaba con un buen vino joven, el del año, el de «pitarra».

La extracción de la grasa tenía lugar en la tarde del segundo día, se fundía y se echaba el líquido en tinajas de barro, y allí dentro de esa grasa se conservaban chicharrones, trozos de carne, chorizos o lomos. Parte de la grasa se empleaba en la producción de jabón.

Fue Antolina quien trajo esta receta.

 

Ingredientes

1/2 kg de costillas de cerdo. Si el carnicero las separa de dos en dos, mucho mejor.

2 dientes de ajo

1 cebolla

1 pimiento verde

1 vaso de vino blanco

1 kg de patatas.

1 cucharadita de pimentón

Ramitas de romero, tomillo, perejil o las hierbas frescas o secas que prefieras o que tengas en casa.

Agua

Aceite de oliva, sal

 

Preparación

Picad la cebolla, los ajos, el pimiento verde muy finos. Pelad las patatas en gajos. Reservar.

Poned en una olla un poco de aceite a fuego medio. Echad las costillas y que se vayan dorando. Retirar y reservar.

Bajad el fuego, añadid los ajos, la cebolla y el pimiento verde en el aceite de las costillas, sofreír. Incorporad el pimentón, las patatas y revolvedlas con el sofrito, es el momento de regar el vino por encima y dejar caer las ramitas de hierbas.

Echad agua hasta casi cubrir las patatas, colocad encima las costillas y a cocer, unos treinta minutos, hasta que patatas y carne estén tiernas.

Si os parece que Antolina es de ordeno y mando. Lo es.

De Xemenendura - Trabajo propio, CC BY-SA 4.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=82552277

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