Un hombre culto, con gran facilidad de palabra, con buen porte, tuvo la mala suerte de perder
El hombre no tenía familia pero sí buenos amigos que junto con el médico le explicaron la conveniencia del tratamiento, que el taxista del pueblo le llevaría al Hospital ya que al ser día laborable ellos no podían acompañarle y le entregaron todos los papeles para su ingreso. Él los escuchó, guardó los papeles y estuvo de acuerdo en todo.
-Una persona enferma necesita curarse -dijo la mar de convencido.
Los amigos estaban encantados por lo fácil que había sido que entrara en razón e hicieron las gestiones médicas y económicas necesarias. Y una mañana, el hombre se puso su mejor traje, su mejor reloj, su mejor colonia y con todos sus papeles en un maletín de ejecutivo le dio dos palmaditas en el hombro al chofer y subió al taxi.
Al día siguiente el desequilibrado se presentó ante sus amigos. Estos atónitos le preguntaron qué hacía allí. Él les explicó que tal como ellos le pidieron había dejado al taxista ingresado en el Psiquiátrico.
-El hombre como buen loco le achacaba a él, nada menos que a él, el padecimiento de su enfermedad -les contaba indignado.
Jajaja. Un buen texto. Muy divertido.
ResponderEliminarCarmen Dorado