En un mundo paralelo al nuestro, una linda
mariposa se cruzó con un lobo solitario y surgió una bonita amistad.
Ambos eran tremendamente independientes, la mariposa porque después de su metamorfosis no quería dejar de volar y disfrutar de su independencia. Y el lobo porque curtido en mil batallas, la mayoría en solitario, era un buscador de sabiduría y apreciaba la belleza de cuanto le rodeaba y su actitud le hacía estar en permanente acción, a un ritmo trepidante.
Ambos eran tremendamente independientes, la mariposa porque después de su metamorfosis no quería dejar de volar y disfrutar de su independencia. Y el lobo porque curtido en mil batallas, la mayoría en solitario, era un buscador de sabiduría y apreciaba la belleza de cuanto le rodeaba y su actitud le hacía estar en permanente acción, a un ritmo trepidante.
El caso es que ambos se enamoraron locamente y el lobo embelesado por la belleza y sabiduría de la mariposa, creyendo estar haciendo lo correcto, trató con toda su alma de retenerla a su lado haciéndola sentir la mujer más bella y más inteligente de la faz de la tierra, pensando que ella se sentiría halagada, como así parecía, incluso le dijo al lobo: sacaré lo mejor de ti...
Ella parecía estar ilusionada con la situación, desprendía una luz sin igual. La magia los rodeaba constantemente en todo cuanto hacían, vivían en un mundo de risas y pasión sin igual.
Lejos estaba el lobo de saber que lo que estaba haciendo era quitarle el aire, y la fuerza a sus bellas alas, esas que tanto le había costado tener.
La bella mariposa inteligente y sabia se dio cuenta de que el atropellado lobo, a pesar de que mucho la quería, acabaría por apartarla de su camino, ese que tanto le había costado conquistar y decidió volar.
El lobo no desdeñaba ninguna lección por dura que fuera y ésta lo había sido, no en vano era un auténtico buscador...
Primero se sintió triste, pero sus años de experiencia le llevaron a la serenidad, a la paz y aprendió que cada uno volamos a distintas alturas y ritmos, que en muchas ocasiones la presencia del estar y ser es suficiente, es un verdadero regalo y nunca debemos construir barrotes de oro alrededor de nadie, por sutiles y generosos que estos puedan parecer.
El lobo en las noches de luna llena sigue añorando a su bella mariposa, tal vez para demostrarle que aprendió la enseñanza ¿Quién sabe?
Dedicado a todas las Bellas Mariposas del mundo.
Precioso como todo lo que escribe Javier Clavero, ya esa hora de que nos deleitase con sus hermosos escritos, y muchos mas que esperamos de él. Un abrazo Javier y Marieta
ResponderEliminarUn abrazo querida Mariana. Estoy de acuerdo contigo. Precioso como todo lo que escribe Javier.
ResponderEliminarComparto este bello cuento de Javier Clavero.
ResponderEliminarGracias preciosa.
EliminarCuando uno se rodea de bellas almas como vosotras profundos sentimientos cobran vida en forma de textos.
ResponderEliminarGracias queridas amigas.
Eres genial. Un abrazo de oso.
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