Dibujo de puntos de acupresión de las líneas Sen. Templo Wat Pho en el distrito Phra Nakhon, Bangkok, Tailandia |
Dedicado a Nina:
La mejor guía turística deTailandia.
Me llamo Malai, que significa guirnalda de flores, soy
tailandesa, y vamos a hacer un bonito recorrido por mi país. Mi grupo es de
españoles. Es lo que hay. Esta es una de las tantas máximas tailandesas. Otras
son: “No pasa nada”, “Hay que tener paciencia”.
Soy vendedora de mi país al promocionar alimentos con todo lo que como. Siempre digo que es importante tener el corazón iluminado porque lo que siembres, recogerás.
Soy vendedora de mi país al promocionar alimentos con todo lo que como. Siempre digo que es importante tener el corazón iluminado porque lo que siembres, recogerás.
Me gusta explicar todo muy
bien para que no haya equívocos. Durante el camino haremos paradas técnicas,
iremos al aseo para hacer asunto pequeño o asunto grande, según las necesidades de cada cual.
Les pido repetir sus nombres porque mi memoria es buena pero corta. Cuando
estemos con los monos tengan mucho cuidado... les gustan las rubias con pelo
largo y utilizan sus cabellos como hilo dental.
Entre mi eventual familia
española se encuentra Isaac, que pasa de la segunda edad sin llegar a la
tercera. Creo que el pobre es una calamidad. Le pasa de todo.
En Chiang Rai les hablé de
la posibilidad de darse un masaje y todos se animaron. Les asesoré que si el
masaje resultaba fuerte había que decir: Bao-Bao (más suave). Si por el
contrario era demasiado suave se debía rogar: Reang, reang (más fuerte).
Otro consejo muy importante
es que el sexo femenino debe quedarse con su braguita y el masculino
con su slip, para tener a resguardo su tesoro.
Isaac fue el primero en
apuntarse y se acostó en la camilla. Al principio todo iba bien pero poco a
poco el masaje se fue intensificando.
Reang, reang −rogó bajito−.
Reang, reang −alzó la voz−.
¡Reang, reang! −gritó−.
¡Reang, reang! ¡Reang,
reang!−pataleó.
−¿Qué sucede? –Esa era yo
que asustada llegaba corriendo.
−Este hombre es un sufridor
−comentó la masajista temerosa de haberse topado con un sadomasoquista.
−No. Si es un bendito. Seguro
se enredó con las palabras. Habrá querido decir: Bao-Bao.
Me acerqué a la camilla: ¡Isaac
despierta!, ¡Isaac háblame!, ¡Isaac!
−No le llames así –me recriminó
la masajista.
Y ahí se enteró el pobre Isaac
que el significado del fonema de su nombre en thai, era el aumentativo de
cabra.
A partir de ese momento
pidió que le llamaran Pepe y se pasó el resto del viaje saltando como la pantera
rosa y con unas ojeras más grandes que las del oso panda.
© Marieta Alonso Más
¡Jajaja! Precioso y lleno de humor. Gracias por traer un trocito de Tailandia a este día.
ResponderEliminarMe alegra mucho que te haya gustado. Muchas gracias por tus comentarios. Besos
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