Blog literario de Francisco Martínez Bouzas |
LA FIEBRE DE WERTHER O LA FETICHIZACIÓN DEL ARTE
Las penas del joven Werther
Johann Wolfgang Goethe
Traducción de Isabel Hernández
Alba Editorial, Barcelona, 2011, 203 páginas
En su colección “Alba clásica, Alba Editorial nos
ofrece una nueva traducción del libro icono de Romanticismo germánico,
la obra que, sin duda, más impactos emocionales provocó, generadora del
llamado Werther-Fieber
(Fiebre de Werther) y de miles de suicidios mímicos -se habla de unos
dos mil-, hasta el punto de que no faltó quien escribiera un final
alternativo para la novela. Me estoy refiriendo al título original
alemán Die Leiden des jungen Werther que la traductora Isabel Hernández vierte al español bajo el rótulo Las penas del joven Werther.
La obra, que fue sin duda el primer gran triunfo de Goethe, vio la luz
en 1774. Un año más tarde el libro sería prohibido por inmoral. No
obstante siguió editándose con pequeñas correcciones de imprenta y
rápidamente la novela se convirtió en el libro más popular de Alemania y
un reclamo para medio mundo. La versión definitiva de la novela es obra
del mismo Goethe, realizada con motivo de la edición histórico-crítica
de 1787 (“edición de Weimar”).En esta edición es en la que se basa la
traducción de Isabel Hernández y el volumen de Alba Editorial incluye
las ilustraciones que realizó Daniel Nikolaus Chodowiecki para la
primera impresión del libro.
La
novela le supuso a su autor su primer gran triunfo, transformándolo de
un desconocido en un escritor célebre. Libro de cabecera de Napoleón y
del mismo Frankestein, atrajo a miles de visitantes, jóvenes deprimidos y
enamorados, que acudían en masa a visitar a Goethe, al que solamente
conocían por esta obra. Las penas del joven Werther
es pues una clara manifestación del fenómeno de la fetichización de la
obra de arte, del que hablan Adorno y Lukács y que, en buena medida,
reflejan las peculiaridades que se derivan del arte moderno en general.
Las penas del joven Werther es uno de los pilares del movimiento Sturm und Drang
en la literatura alemana. Novela epistolar semiautobiográfica y que
cuenta con varios eventos paralelos en la vida de un amigo de Goethe,
Jerusalem, que al igual que Werther, se suicidó con pistolas prestadas
por el amor no correspondido que sentía hacia una mujer casada.
Una
breve sinopsis de la trama argumental nos presenta al joven Werther que
se recupera en el campo de unas penas amorosas. En un baile conoce a
Lotte (Carlotte), hacia la que siente de inmediato una profunda
atracción amorosa, especialmente al oírla citar a Klopstock ante el
espectáculo de una tormenta. Pero Lotte tiene un prometido que, aunque
poco
Johann Wolfgang Goethe |
celoso, no da
muestras de sensibilidad espiritual. Werther intenta vanamente
permanecer lejos de Lotte, pero acaba por volver junto a ella, incluso
después de conocer su matrimonio. En una visita le lee su traducción de
Ossian y se aproxima demasiado a ella que le rechaza. Werther entonces
decide suicidarse con una pistola que le ha pedido prestada al marido
ausente.
En
esta colección de cartas se hacen palpables los elementos que anuncian
el Romanticismo: la sobrevaloración del sentimiento y de la imaginación,
el predominio de esta sobre la razón, el gusto por la naturaleza, la
celebración como héroes de los hombres corrientes frente a los héroes
universales, rechazo del mundo y de la sociedad, de sus convenciones y
tiranías, desenlaces trágicos que a menudo concluyen enel suicidio.
¿Qué
vigencia puede tener hoy esta histeria de amor imposible? Respondo
haciendo míos los juicios de José María Valverde: “Hoy en día no estamos
muy seguros de que esta novela pueda seguir conmocionando tanto: a
pesar de su flexibilidad en los cambios de nivel estilístico y de su
indudable habilidad de montaje -muy apta para el cine-, probablemente
incluso los adolescentes de hoy la encuentren un tanto afectada, y,
sobre todo, extraña a sus sistema de reacciones de sensibilidad, algo
que cambia de época a época, aparte de los valores morales”
Fragmentos
“¡Desdichado!
¿Acaso no eres un necio? ¿Acaso no te engañas a ti mismo? ¿Qué
significa toda esa pasión delirante, sin fin? Sólo tengo plegarias para
ella; en mi imaginación no aparece otra figura que la suya y todo lo que
hay en el mundo lo veo sólo en relación con ella. Y eso me procura unas
horas tan felices…¡hasta el momento en que tengo que volver a separarme
de ella! Cuando he pasado dos o tres horas sentado a su lado,
deleitándome con su figura, y con sus modales, con l expresión celestial
de sus palabras y todos mis sentidos, poco a poco, han ido excitándose,
y todo se ensombrece ante mis ojos, y no oigo apenas nada, siento como
si un asesino me agarrara por el cuello; entonces mi corazón, latiendo
violentamente, intenta dar aire a mis oprimidos sentidos aumentando aún
más su confusión…”
…..
“Está
decidido, Lotte, quiero morir, y te lo comunico sin la menor exaltación
novelesca, tranquilo, la mañana del día en que te veré por última vez.
Si llegas a leer esto, queridísima, la fría sepultura cubrirá ya los
rígidos restos del impaciente, del desdichado que, en los últimos
momentos de su vida, no conoce mayor dulzura que hablar contigo. He
pasado una noche terrible, pero ¡ay!, una noche que me ha hecho mucho
bien. Ella es la que afianzado, la que ha determinado mi decisión:
¡quiero morir!”
(Johan Wolfgang Goethe, Las penas del joven Werther, páginas 91-92, 169)
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