viernes, 17 de mayo de 2019

Ramón L. Fernández y Suárez: Dos excepcionales agentes de la lírica



Desde su ya lejana aparición, el concepto de lo Lírico discurre por dos senderos diferentes los cuales, de suyo, se apoyan mutuamente. El género poético desde sus homéricos inicios aparece vinculado a la rítmica transmisión oral de las epopeyas clásicas. Lo musical pues, está presente en el quehacer de rapsodas y trovadores. Músicos y poetas han de crear o interpretar sus habilidades para enriquecer la vida ciudadana. Cuando lo consiguen, su presencia se hace inexcusable.

Quiero hoy dar testimonio a través de estas dos páginas de la labor de un par de artistas muy disímiles que han dejado huella profunda en mi afición a la música y las bellas letras:

CARMEN de SILVA y ELVIN HOXHA

De la primera me permitiré hacer uso de un ejemplo para ilustrar por qué me he hecho devoto de los productos de su ya largo, brillante y continuado esfuerzo literario.

Hay un desván, dentro del pensamiento,
donde piden posada los olvidos,
las cosas, las palabras, los sentidos,
todo lo que navega a barlovento.

Ella escribe y al escribir se entrega y nos regala la dulce y nostálgica elegancia de sus versos, sus novelas y de sus relatos. Ella se deja poseer por la literatura aún sabiéndose dominadora potencial de sus recursos. Por eso es capaz de transmitir a sus lectores aquellos sentimientos que la invaden en el momento en el que, olvidándose de que es mujer, madre o abuela, no rehusa dejar puertas abiertas a la autenticidad de aquellas emociones que dan luz a su existencia y han iluminado constantemente su horizonte espiritual.

Esta escritora, a quien hoy homenajeamos, puede generar en sus lectores igual clima de euforia y bienestar anímico que el otro intérprete que hemos citado.

Este joven angorense ha llenado de armonía esta mañana, con el estallido de su arco, toda la Plaza de Oriente, ya engalanada con su mejor floración primaveral. Una vez más la célebre sonata para violín y piano del belga Cesar Franck fue el argumento musical que desde sus excepcionales dedos consiguió desatar el delirio en el público que presenciaba su recital de fin de grado en los cursos superiores de la Fundación Isaac Albéniz de Madrid.

Elvin Hoxha derrocha con su arte el mismo lirismo apasionado que se agazapa en los versos de nuestra Carmen Silva. Idéntica vehemencia en su quehacer artístico que hasta motiva el entusiasmo incontrolable de quien es su profesor. A sus escasos años de vida y de aprendizaje va cargando con un itinerario plagado de premios y medallas desde Moscú al Vaticano. Sus párpados cerrados durante la ejecución facilitan un enérgico equilibrio entre ritmo y melodía, firmeza en los staccati y nítida claridad en el fraseo. Con las notas musicales producidas por sus dedos prodigiosos es capaz de atrapar nuestra atención como lo hace la poeta con sus versos cuando se halla en el trance de la creación. Pero no es sino en el último movimiento de la obra señalada cuando la ejecución del canon que la finaliza dibuja en nuestra mente la viva imagen de un par de gaviotas que volando en paralelo sobre el mar arrastran nuestros pensamientos rumbo a lejanos horizontes de ilusionada libertad.

Sirvan estas letras de homenaje, gratitud y reconocimiento a ambos artistas cuya presencia puede aportar a tantas vidas solitarias un estímulo mayor que una inyección de adrenalina.



© Ramón L. Fernández y Suárez

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