Desde su ya lejana aparición,
el concepto de lo Lírico discurre por
dos senderos diferentes los cuales, de suyo, se apoyan mutuamente. El género
poético desde sus homéricos inicios aparece vinculado a la rítmica transmisión oral
de las epopeyas clásicas. Lo musical pues, está presente en el quehacer de
rapsodas y trovadores. Músicos y poetas han de crear o interpretar sus
habilidades para enriquecer la vida ciudadana. Cuando lo consiguen, su
presencia se hace inexcusable.
Quiero hoy dar testimonio a
través de estas dos páginas de la labor de un par de artistas muy disímiles que
han dejado huella profunda en mi afición a la música y las bellas letras:
CARMEN
de SILVA y ELVIN HOXHA
De la primera me permitiré hacer
uso de un ejemplo para ilustrar por qué me he hecho devoto de los productos de
su ya largo, brillante y continuado esfuerzo literario.
Hay
un desván, dentro del pensamiento,
donde
piden posada los olvidos,
las
cosas, las palabras, los sentidos,
todo
lo que navega a barlovento.
Ella escribe y al escribir se
entrega y nos regala la dulce y nostálgica elegancia de sus versos, sus novelas
y de sus relatos. Ella se deja poseer por la literatura aún sabiéndose
dominadora potencial de sus recursos. Por eso es capaz de transmitir a sus
lectores aquellos sentimientos que la invaden en el momento en el que,
olvidándose de que es mujer, madre o abuela, no rehusa dejar puertas abiertas a
la autenticidad de aquellas emociones que dan luz a su existencia y han
iluminado constantemente su horizonte espiritual.
Esta escritora, a quien hoy
homenajeamos, puede generar en sus lectores igual clima de euforia y bienestar
anímico que el otro intérprete que hemos citado.
Este joven angorense ha
llenado de armonía esta mañana, con el estallido de su arco, toda la Plaza de
Oriente, ya engalanada con su mejor floración primaveral. Una vez más la
célebre sonata para violín y piano del belga Cesar Franck fue el argumento
musical que desde sus excepcionales dedos consiguió desatar el delirio en el público
que presenciaba su recital de fin de grado en los cursos superiores de la
Fundación Isaac Albéniz de Madrid.
Elvin Hoxha derrocha con su
arte el mismo lirismo apasionado que se agazapa en los versos de nuestra Carmen
Silva. Idéntica vehemencia en su quehacer artístico que hasta motiva el
entusiasmo incontrolable de quien es su profesor. A sus escasos años de vida y
de aprendizaje va cargando con un itinerario plagado de premios y medallas
desde Moscú al Vaticano. Sus párpados cerrados durante la ejecución facilitan
un enérgico equilibrio entre ritmo y melodía, firmeza en los staccati y nítida claridad en el fraseo.
Con las notas musicales producidas por sus dedos prodigiosos es capaz de atrapar
nuestra atención como lo hace la poeta con sus versos cuando se halla en el
trance de la creación. Pero no es sino en el último movimiento de la obra
señalada cuando la ejecución del canon
que la finaliza dibuja en nuestra mente la viva imagen de un par de gaviotas
que volando en paralelo sobre el mar arrastran nuestros pensamientos rumbo a
lejanos horizontes de ilusionada libertad.
Sirvan estas letras de
homenaje, gratitud y reconocimiento a ambos artistas cuya presencia puede
aportar a tantas vidas solitarias un estímulo mayor que una inyección de
adrenalina.
© Ramón L. Fernández y
Suárez
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