La relación entre el hombre y
el pollo se remonta al Neolítico, allá por el 6000 a.C. Según las costumbres de
cada pueblo o país del pollo no se desperdicia nada: patas, cresta, alas,
muslos, pescuezo, y demás menudencias. Hasta con los huesos, la conocida
carcasa, se elabora el caldo de pollo.
Lo único que hay que tener en
cuenta es que su carne no se debe ingerir cruda. Así que disfruta saboreándolo
asado, frito, rebozado, guisado, en sopas, caldos…
Hay muchos tipos de pollo así
que elige: Campero, picantón, pularda, capón, de granja, gallina, tomatero…
Se considera un alimento
básico.
Ingredientes:
2
pechugas de pollo
10
aceitunas verdes
10
aceitunas negras
1
cebolla
1
pimiento rojo
2
dientes de ajo
1
vaso de vino blanco
Aceite
virgen extra
Pimienta
negra (una pizca)
Perejil,
Finas hierbas, Tomillo
Elaboración
Cortamos en trozos las
pechugas y salpimentamos. Si lo que tenemos son restos de pollo del domingo anterior
cuando los chicos a última hora no vinieron a comer por tener mejor plan. No lo
tires. Utilízalo.
Picamos finamente la cebolla
el pimiento y los ajos. Lo reservamos.
Echamos en la olla tres o
cuatro cucharadas de aceite de oliva virgen extra. Ponemos a fuego y doramos
los trozos de pollo. Lo reservamos.
En ese mismo aceite pochamos
la cebolla y el ajo. Cuando veamos que está transparente añadimos el pimiento
rojo durante unos minutos.
Incorporamos el pollo a la
cazuela junto con el vaso de vino blanco y otro de agua. Añadimos las
aceitunas. Dejamos cocer a fuego lento durante 20 minutos. Rectificamos el
punto de sal y a comer.
La guarnición al gusto de
cada cual. Me encanta con arroz blanco o puré de patatas.
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