sábado, 25 de enero de 2025

José Luis Labad: Amaro

 



Perdiendo los recuerdos

 

Primer premio de relato corto VIII edición

“Amor en un minuto” de la cadena SER Madrid-Sur

 

Muestra tus lágrimas para que yo las vea

y no mires atrás, solo dirígete al futuro.

Hoy, hay lágrimas, mañana si hay suerte

habrá sonrisas que marcaran

el camino hasta el cielo.

 

En estos momentos de incertidumbre y desasosiego en mi vida, te mando esta misiva, para comunicarte que estoy bien y que en este lugar, me tratan con respeto y amabilidad, aunque es muy triste. La gente, va de un lado para otro sin decir nada, las jeringuillas corren por los pasillos de la mano de unos locos con bata blanca, que al menor desacato, ponen correas y mordazas a los que no obedecen. Hay silencio, tranquilidad, pero de pronto, todos empiezan a gritar e intentan salir de aquí, pero estoy bien, de verdad que estoy bien, pronto me recuperaré de esta triste enfermedad y volveremos a disfrutar de esos paseos cogidos de la mano por la orilla del río.

Todos los días viene a verme una mujer que me habla de sus cosas y de sus hijos, me enseña fotos y me dice que un hombre mayor que sale en ellas, soy yo, y que los niños que hay allí, son nuestros hijos. Pobrecilla. Creo que no está bien, pero le dejo que hable y la miro a los ojos, que por cierto son azules como los tuyos y la consuelo muchas veces cuando llora amargamente. Pobre mujer. No quiero que estés celosa, pues ya sabes que solo te quiero a ti, pero esa mujer… me inspira sosiego y no puedo dejarla sola. Sé que le hago falta. Me dice que no vive en el hospital, pero creo que sí. Me miente. Está enferma y seguro que no la dejan salir. No entiendo porque nos tienen juntos, a enfermos normales, con personas que no están en su sano juicio.

Suele venir todas las tardes a última hora, deja la foto en la mesilla, me afeita, me ayuda a ponerme el pijama, me da la cena, que por cierto cocina muy bien y no como en este sitio.

Sé que no te gustará lo que te voy a decir, pero tengo que contártelo, cuando viene y se va, me da un suave beso en los labios, un beso que me deja algo así, como un recuerdo a sabor a manzanilla, como los que tú me dabas cada día y que ahora en la lejanía los añoro. Le tengo que dejar que haga estas cosas es el único momento en que la veo sonreír, pero te amo solamente a ti.

Querida mía, que mi recuerdo permanezca siempre en tu corazón, pues tu cariño es mi única esperanza. Me despido de ti, esperando que si tus padres te dejan venir a visitarme algún día, así lo hagas.

Un beso muy fuerte amada mía.

Siempre tuyo. Amaro


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