El 11 de mayo de 1904 vino al
mundo en Figueras. Eso dice su certificado de nacimiento, pero él siempre insistió
en que nació dos meses antes, que su vida comenzó cuando era un feto de siete
meses, situado en el seno materno donde todo era «tibio, suave, silencioso: un
paraíso».
En Roma, este príncipe-bufón
de la pintura moderna, salió de un enorme huevo anunciando “He renacido”. En
París llegó a la Sorbona en un Rolls Royce negro y amarillo lleno de
coliflores, anunciando que todo arte comienza con esa humilde planta. Se dejó
crecer el pelo y aseguró haber sido el primer hippie. Su bigote siempre marcaba
las 10 y10.
En 1925, en Barcelona, hizo
su primera exposición, despertando el entusiasmo de los críticos. Pablo Picasso
le aconsejó que montara otra en París. En 1927 al llegar a la ciudad de la luz
descubrió que su obra encajaba en el surrealismo. Esa corriente artística que
declaraba que la basura era hermosa y el desorden la más elegante forma de
organización. Y con ellos llegó la literatura del absurdo.
A su regreso a España conoció
a Gala: «la abeja que me trae la miel de la inspiración.» Esta le animó a
publicar su primer libro «Diario de un genio». Un éxito. Fue también su
administradora, la que negociaba todos sus contratos e invertía su dinero.
Los primeros años treinta
fueron difíciles a nivel económico y el matrimonio decidió embarcarse en tercera
clase hacia los Estados Unidos, según Dalí el pasaje lo pagó Picasso. Noche y
día, durante toda la travesía, llevó puesto un salvavidas.
Pintó a Gala desnuda con
chuletas de cordero en los hombros, explicó que adoraba por igual a su esposa y
a las chuletas. Otra de sus lucrativas payasadas fue un taxi en Broadway con
Cristóbal Colón en el asiento trasero y un cartel: “Heme de vuelta”. La galería
donde exponía sus cuadros se llenó de visitantes.
Lo irreal de sus temas no
obedece a ninguna de las leyes naturales del tiempo, el espacio o la gravedad.
Un reloj se derrama de un escritorio como un Camembert y sin embargo, indica la
hora y los minutos.
Dalí no se limitó a la
pintura. Algunas de sus obras más populares son esculturas. Dos de las más
notables fueron el Teléfono-langosta y el Sofá de los labios de
Mae West. Destacó en sus contribuciones al teatro, la moda, la fotografía. También
se dedicó al diseño de joyería. Hay un corazón que está hecho en oro, con 46
rubíes, 42 diamantes y 4 esmeraldas incrustadas y su centro late como si fuera
auténtico. Colaboró en la creación teatral y el cine. Se mostró especialmente
activo a ambos lados de la cámara. Creó espléndidas obras de arte en
colaboración con Walt Disney y Luis Buñuel.
Prestigiosos
museos dan cuenta de su talento
No hay comentarios:
Publicar un comentario