Y llegó el gran día.
Tras más de un año de preparativos, reflexiones
y decisiones, por fin estoy frente al espejo vestida con mi traje de novia.
Ese que nada tiene que ver con la idea que yo siempre he tenido y que apareció
de manera mágica.
No entraré en detalles, pues mi futuro esposo
podría leer esto antes de la boda, pero solo os diré que no es lo que yo tenía
en mente y que apareció de una manera inesperada y preciosa. Yo nunca creí
que sería así. Daba por hecho que el resto de novias exageraba. Que era
algo que se repetían hasta creérselo pero que no iba conmigo.
El día en el que queremos compartir con
nuestras personas cercanas lo mucho que nos amamos. El día en que confirmaremos
que nuestro deseo es estar juntos lo que nos quede de vida. Porque si de una
cosa estoy segura es de que él es quien quiero que me acompañe hoy y siempre. Es
él con quien deseo despertarme cada día, compartir desayunos y series en el
sofá.
Aunque, hoy por hoy, no me considere una
persona especialmente romántica, no puedo dejar pasar la oportunidad de darle
las gracias a este gran hombre junto al que me he convertido en la mujer que
soy. Mi pareja, mi amigo, mi confidente.
Estoy deseando que llegue el gran día.
¡Te quiero, cariño!
© MJ Pérez
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