miércoles, 1 de agosto de 2012

Amantes de mis cuentos: El origen del helado




Alejandro con tres años devora toda clase de helados. El abuelo con setenta y tres también. Un día, este quiso contarle la historia del delicioso manjar mientras saboreaban respectivamente uno de chocolate y otro de turrón. Dejó su copa sobre la mesa.

Comenzó así… Marco Polo fue un viajero veneciano que vivió diecisiete años en China a las órdenes del Gran Khan Kubilai, un hombre muy astuto que le engatusó no sólo con grandes riquezas sino también invitándole a comer un postre desconocido. En un primer momento Marco Polo lo probó con precaución porque no sabía lo que era, pero al sentir cómo se derretía en su boca pensó que era la cosa más deliciosa que había comido en su vida. Y entre helado y helado escribió un libro sobre los lugares donde vivían los hombres de ojos rasgados.

‒Seguro que le gustaba el de chocolate.

‒No, en aquel tiempo no era conocido el chocolate en esa parte del mundo.

Continuó… Desde hace más de cinco mil años, en Pekín, se vendía un polo de leche y azúcar. Los chinos inventaron el sorbete de naranja y la pulpa helada que la almacenaban en «pozos de nieve».

‒¡Mi hermanita es china! ‒dijo el niño‒. ¿Inventó el helado?

‒No, solo tiene dos años. Y esto que te cuento ocurrió hace mucho tiempo atrás.

Cuando Marco Polo regresó a Venecia se trajo la receta escondida en el bolsillo de su chaqueta. Como le gustaba viajar fue contando de forma oral y escrita sus hazañas, describiendo todo lo que había visto, oído, comido y así la receta fue pasando de unos pueblos a otros.

‒A mí también me gustan los polos.

‒Sí… lo sé.

Prosiguió… Tu tocayo y el mío, Alejandro Magno, rey de Macedonia, cuando conquistó Persia sudaba a mares y le dieron a probar un helado y desde ese momento cada vez que conquistaba un pueblo como premio se comía uno. Nerón, un emperador romano que tenía miedo a que lo envenenaran sus enemigos, mandaba hervir el agua antes de introducirla en las ampollas donde luego se congelaba. Firmaba las sentencias de muerte mientras paladeaba un deleitoso helado.

‒De chocolate ‒y apuntando con el dedo gritaba‒: Pum, pum, pum.

‒Estos niños de ahora interrumpen cada dos por tres ‒menó la cabeza el abuelo. Y siguió con la historia.

Un italiano llamado Buontalenti quiso mejorar lo que había traído Marco Polo y creó el tutti frutti. Los comerciantes se frotaban las manos. Al tener distintos sabores vendían más helados y así para tener grandes salidas, los helados fueron mejorando, cambiando de forma y de gusto.

‒Hicieron el de turrón.

‒¡Eso no lo sé!

Aquí en España los primeros que comieron helados fueron los cordobeses en tiempos del Califato. Un médico español, Blas de Villafranca, inventó cómo congelar la crema. Trabajo le costó, pero al fin lo consiguió echándole sal gema al hielo troceado. Gracias a este invento se pudo hacer grandes cantidades de helado y a muy buen precio por lo que se generalizó el consumo, ya no solo entre los ricos sino también entre los pobres. Hasta los perros que vivían en casa rica comían helado y se lamían el hocico para disgusto de los mendigos que les veían y se les hacía la boca agua.

‒A mí me gustan los perros.

‒Lástima que tu abuela se niegue a dejarnos tener uno en casa. 

El helado de chocolate y metido en un cucurucho es cosa de los americanos. A principios del siglo XX, una mujer con un carrito de helados que vivía en Nueva Orleans, no pasaba hambre porque se comía todos los que le sobraban, pero no le alcanzaba el dinero que ganaba con ellos. Para vender más, tuvo la idea de poner una bola de helado encima de un cono comestible y empezó a vender helados como nunca lo había hecho, tanto que como era muy lista patentó su idea y se hizo millonaria.

Le llamó la atención que Alejandro estuviese tan callado, pero ya era tarde. Los restos de turrón y de chocolate por toda su cara delataban que el abuelo se había quedado sin su helado de turrón por charlatán.




© Marieta Alonso Más

2 comentarios:

  1. !Qué bonito el relato! Siempre es un placer leerte. Me ha parecido muy acertado las continuas interrupciones del niño. Me ha divertido y enseñado mucho. !Felicidades!

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  2. Lo que es un placer es que me leas. Este mes los tres relatos que publico son de cuentos infantiles. Los próximos serán El descubrimiento de América y La batalla de Bailén. Besos para todos. Marieta

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