Alejandro
con tres años devora toda clase de helados. El abuelo con setenta y tres
también. Un día, este quiso contarle la historia del delicioso manjar mientras
saboreaban respectivamente uno de chocolate y otro de turrón. Dejó su copa
sobre la mesa.
Comenzó
así… Marco Polo fue un viajero veneciano que vivió diecisiete años en China a
las órdenes del Gran Khan Kubilai, un hombre muy astuto que le engatusó no sólo
con grandes riquezas sino también invitándole a comer un postre desconocido. En
un primer momento Marco Polo lo probó con precaución porque no sabía lo que era,
pero al sentir cómo se derretía en su boca pensó que era la cosa más deliciosa
que había comido en su vida. Y entre helado y helado escribió un libro sobre
los lugares donde vivían los hombres de ojos rasgados.
‒Seguro
que le gustaba el de chocolate.
‒No,
en aquel tiempo no era conocido el chocolate en esa parte del mundo.
Continuó…
Desde hace más de cinco mil años, en Pekín, se vendía un polo de leche y
azúcar. Los chinos inventaron el sorbete de naranja y la pulpa helada que la
almacenaban en «pozos de nieve».
‒¡Mi
hermanita es china! ‒dijo el niño‒. ¿Inventó el helado?
‒No,
solo tiene dos años. Y esto que te cuento ocurrió hace mucho tiempo atrás.
Cuando
Marco Polo regresó a Venecia se trajo la receta escondida en el bolsillo de su
chaqueta. Como le gustaba viajar fue contando de forma oral y escrita sus
hazañas, describiendo todo lo que había visto, oído, comido y así la receta fue
pasando de unos pueblos a otros.
‒A mí
también me gustan los polos.
‒Sí…
lo sé.
Prosiguió…
Tu tocayo y el mío, Alejandro Magno, rey de Macedonia, cuando conquistó Persia
sudaba a mares y le dieron a probar un helado y desde ese momento cada vez que
conquistaba un pueblo como premio se comía uno. Nerón, un emperador romano que
tenía miedo a que lo envenenaran sus enemigos, mandaba hervir el agua antes de
introducirla en las ampollas donde luego se congelaba. Firmaba las sentencias
de muerte mientras paladeaba un deleitoso helado.
‒De
chocolate ‒y apuntando con el dedo gritaba‒: Pum, pum, pum.
‒Estos
niños de ahora interrumpen cada dos por tres ‒menó la cabeza el abuelo. Y siguió
con la historia.
Un
italiano llamado Buontalenti quiso mejorar lo que había traído Marco Polo y
creó el tutti frutti. Los comerciantes se frotaban las manos. Al tener
distintos sabores vendían más helados y así para tener grandes salidas, los
helados fueron mejorando, cambiando de forma y de gusto.
‒Hicieron
el de turrón.
‒¡Eso
no lo sé!
Aquí
en España los primeros que comieron helados fueron los cordobeses en tiempos
del Califato. Un médico español, Blas de Villafranca, inventó cómo congelar la
crema. Trabajo le costó, pero al fin lo consiguió echándole sal gema al hielo
troceado. Gracias a este invento se pudo hacer grandes cantidades de helado y a
muy buen precio por lo que se generalizó el consumo, ya no solo entre los ricos
sino también entre los pobres. Hasta los perros que vivían en casa rica comían
helado y se lamían el hocico para disgusto de los mendigos que les veían y se
les hacía la boca agua.
‒A mí
me gustan los perros.
‒Lástima
que tu abuela se niegue a dejarnos tener uno en casa.
El
helado de chocolate y metido en un cucurucho es cosa de los americanos. A
principios del siglo XX, una mujer con un carrito de helados que vivía en Nueva
Orleans, no pasaba hambre porque se comía todos los que le sobraban, pero no le
alcanzaba el dinero que ganaba con ellos. Para vender más, tuvo la idea de
poner una bola de helado encima de un cono comestible y empezó a vender helados
como nunca lo había hecho, tanto que como era muy lista patentó su idea y se
hizo millonaria.
Le
llamó la atención que Alejandro estuviese tan callado, pero ya era tarde. Los
restos de turrón y de chocolate por toda su cara delataban que el abuelo se
había quedado sin su helado de turrón por charlatán.
© Marieta Alonso Más
!Qué bonito el relato! Siempre es un placer leerte. Me ha parecido muy acertado las continuas interrupciones del niño. Me ha divertido y enseñado mucho. !Felicidades!
ResponderEliminarLo que es un placer es que me leas. Este mes los tres relatos que publico son de cuentos infantiles. Los próximos serán El descubrimiento de América y La batalla de Bailén. Besos para todos. Marieta
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