¿Los buñuelos?
¿Te gustan?
En Cuba mi madre los hacía con la masa de la yuca. Cada
vez que celebrábamos algo no podían faltar.
Los hay de todo tipo: dulces, salados, de viento, de
crema, en forma de bola, de flores, de anillo. Rellenos de queso, higos secos, calabaza,
coliflor, manzana, frijoles, maíz, bacalao. Todo vale.
Una amiga peruana me ha recitado este villancico
navideño:
Niño Manuelito, ¿qué quieres comer?
Preguntaban los cantores
Y el niño respondía:
Buñuelitos fritos envueltos de miel.
¿Y si son de queso?
¡Ay, el queso! Me encanta. Si fuera ratón, el
segundo mamífero más extendido del planeta tras el ser humano, estaría con las
patas agarradas a los balaustres de alguna ratonera chillando contra el
desaprensivo que la puso en mi camino.
Se discute el origen de la elaboración del queso, estimándose
que surgió entre el año 8000 a.C. -cuando se domestica la oveja- y el 3000 a.C. En la Odisea de Homero aparece un
Cíclope haciendo y almacenando quesos. En la antigua Roma se consumía a diario.
¿Quién no ha oído decir que las uvas con queso saben
a beso?
Yo me comería a besos al que inventó este manjar. Me
da lo mismo que sea de vaca, cabra, oveja, búfalo, camello o cualquier otro
mamífero rumiante.
He aquí los ingredientes de unos buñuelos de queso
fresco:
600 gramos de queso fresco
3 huevos
125 gramos de harina
30 gramos de azúcar
Una pizca de canela
Una pizca de esencia de vainilla
Preparación:
Se mezcla el queso, los huevos, la harina, el
azúcar, la canela, la pizca de vainilla y se pasa por la batidora.
Hecha la masa se forman como quieras, redondos,
aplastados, en forma de ocho y se fríen en abundante aceite muy caliente hasta
que estén bien dorados. Se dejan escurrir sobre papel absorbente y se sirven
fríos.
Se puede añadir por encima miel, caramelo, sirope...
¿Y a ti?
¿Cómo te gustan los
buñuelos?
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