Narrador
en primera persona pero además, en tiempo real. Acompañamos al protagonista
según van ocurriendo los acontecimientos, en presente y en directo.
El
protagonista es un individuo conservador, machista, hombre gris en muchos
aspectos, aunque un funcionario eficaz que conoce y sabe hacer su trabajo. Despectivo, irónico y escéptico.
Creo que es un personaje muy bien trazado y
muy creíble. Policía durante la dictadura y policía en la democracia, pero sin
especial compromiso político en ninguno de los dos escenarios.
Sin
embargo, bajo esta capa, aparece un hombre que no está muy lejos de los
sentimientos, aunque sea muy contenido. Así, vemos amistad con el policía
turco, admiración hacia la mujer de éste por el valor de mantener sus ideas
frente a la hostilidad del medio, ternura hacia la asesina al final de la
novela, cuando llega a verla, comprensión y cercanía hacia los personajes de la
minoría griega que aparecen a lo largo de la investigación. Y de fondo, un gran
cariño hacia su hija, muy presente en las novelas de este personaje, aunque en
ésta aparece poco.
Abundando
en lo de los sentimientos, y aunque en esta novela no aparece, en otras hay un
personaje con el que el protagonista mantiene una relación de fraternidad y
cariño sinceros. Se trata de un viejo comunista, represaliado y torturado, durante la dictadura de los
coroneles. El protagonista, ya entonces policía, ayuda en un momento dado a
este hombre. Después, ya en la democracia, lo encuentra y le ayuda en unos
trámites burocráticos. Desde entonces, hay entre ambos una relación sincera a
pesar de que ambos se contienen mucho en demostrarla.
El
personaje de la esposa, "maruja" anticuada y simple, me parece, en cambio, algo
exagerado aunque también resulta creíble si nos ponemos en la sociedad griega,
que debe tener muchos aspectos de conservadurismo y "paletez" (con perdón). La
relación que el protagonista tiene con ella no me queda clara en lo que, a
significado tiene, ni estoy muy seguro de lo que aporta a la novela, o a la serie
de novelas. Solamente se me ocurre que sirva para reforzar la imagen del
protagonista que el autor quiere darnos. A tal individuo, tal mujer. Sin
embargo, hay una relación de ambivalencia y complicidad, sin palabras, entre
ambos.
Hay
una gran originalidad en la figura de la asesina, como si nos invitara a pensar
que el crimen es más fácil de hacer de lo que pensamos, y que el personaje del
asesino típico es estereotipada. La figura de una anciana débil y enferma rompe
con la imagen habitual de asesinos fríos, inteligentes, sanos y fuertes.
Está
bien expresada la dicotomía entre el bien y el mal. Desde la ética de la
asesina se está haciendo justicia sin maldad, crímenes que son además,
entendidos por otros personajes. Algo así como si el bien y el mal fueran las
dos caras de una misma moneda y que el juicio moral que se tiene, depende desde
donde miraras o qué cara contemplaras.
La
descripción de Estambul me parece magnífica. Muestra la ciudad turística y
preciosa junto a la ciudad que no se ve, con pobreza, anquilosamiento y
deterioro. Además, vamos acompañando al protagonista en sus paseos y
desplazamientos, como he dicho más arriba, en tiempo real. Este presente en
tiempo real me parece un recurso y una forma literaria muy originales y
válidos.
Descripción
crítica y amarga de lo que son las minorías y de sus papeles dolorosos y de
persecución a lo largo de la historia y el éxodo que tantas veces se produce.
El policía turco, en realidad alemán, y su esposa segregada por razón de sus
creencias, los griegos de Estambul, por su raza o religión, los llegados a lo
largo del tiempo desde las antiguas repúblicas soviéticas, armenios, kazajos,
azerbaiyanos (¿se escribe así?). Una reflexión sobre el éxodo obligado para
huir de la injusticia, represalia o muerte. Y todo ello con el fondo de la emigración,
tan presente en la actualidad y que el autor nos señala ya varios años antes,
cuando está escrita la novela.
Para
terminar, me parece que toda la novela expresa una doble forma de ver o sentir
, como si nada fuera verdad o mentira de forma rotunda, una diferencia entre lo
que se ve desde el exterior y lo que existe en lo interior. Así, un hombre que
aparenta ser frío, pero que esconde un policía brillante y eficaz; una aparente
falta de resonancia emocional, pero múltiples sentimientos, más o menos
escondidos; una Estambul majestuosa que esconde otra Estambul pobre; una
desconfianza frente al policía turco pero que termina en amistad; una asesina
meticulosa que resulta ser una anciana enferma y moribunda; una actitud
machista y despreciativa con la esposa, pero que esconde una cierta comprensión
y una complicidad; unos griegos aparentemente más cultos que los turcos pero
que en realidad no tienen diferencia en pobreza; una Turquía aparentemente más
atrasada que Grecia, pero que el protagonista va viendo las cosas, caos y
pobreza, que son las mismas.
Bueno,
pues todo esto y perdonadme si he sido largo.
©
Luis Box Pérez
Luis Box es Doctor en Medicina, Psiquiatra, desde 1981. Colaboró con el Servicio de Endocrinología del Hospital Clínico y con el Instituto de Investigaciones Oftalmológica de la Universidad Complutense. Fundó y dirigió la Unidad de Rehabilitación para Ciegos Adultos Recientes, en Madrid, perteneciente a la ONCE. En 2015 llega la jubilación. Desde la pérdida de la visión ha estudiado y leído con grabaciones y con programas digitales de voz. Es además, un compañero estupendo en nuestro taller "Pasión por la lectura". Muchísimas gracias, Luis, por participar en este Blog. Un abrazo.
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