Esperanza de
vida que fluye
entre
montañas, bosques y rocas.
Palabras,
sueños, y poesías
en tus
márgenes.
Hablan
los Amaneceres brillantes.
El sol
saluda
con su
canción matutina.
El
ruiseñor escucha.
Y las
Libélulas
juguetean
entre sí.
Responden
los Atardeceres románticos.
Las
cabras brincan
en las
laderas.
Las
rocas cambian
su
luz.
Y los
pececillos
se
esconden.
Al final la
luna,
sonríe
invitando al descanso.
Un pedacito
de mi corazón
quedo allí.
Vuelvo a
reinventarme a mí misma
para
regresar a aquel lugar.
Mi alma
convertida en ave,
bate sus
alas al viento.
Sobrevuela
los pinares,
bailando
entre las nubes.
Se refresca
en las cascadas
y bebe de
tus aguas.
¡Dulces
aguas!
En busca tal
vez del mar,
que tan lejos
está de aquí.
Más
palabras.
Nuevas
esperanzas.
Y siempre la
música.
Libros llenos
de borrones
para
albergar nuevas alegrías.
¡Claras
aguas!
Que
confluyen juntas
lentamente.
Flujo de
vida cambiante,
música
refrescante.
Me invade
una gran alegría
al
escucharte,
tal vez el
recuerdo
de los
primogénitos sonidos
con
sus misteriosos silencios.
© Sol Cerrato Rubio
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