domingo, 29 de octubre de 2017

Nuevo Akelarre Literario en El Rincón de las Letras: Audio Relatos



Nuevo Akelarre Literario

Audio relatos 

Cuatro autoras y cuatro cuentos: 

"El perdón"de Cristina Vázquez

"El broche"de Malena Teigeiro

"Viaje a las nubes" de Liliana Delucchi

"El color de la esperanza" de Marieta Alonso


Podrás escucharnos desde el minuto 00:36:15

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Disfrutad de nuestros cuentos

Onda Verde





De tertulia con... El cuchillo, el tenedor y la cuchara


El cuchillo
Cuchillo finés para filetear pescado.
Empuñadura de madera e incrustación de diamantes

Desde el principio de los tiempos el cuchillo fue uno de los más importantes útiles creados por el hombre, cuando tuvieron que encontrar la forma de cazar, despiezar, defenderse, protegerse durante ese largo caminar llamado «la evolución humana».

Con más de siete mil años de antigüedad, allá por el Paleolítico, se fabricaron con trozos de sílex. Algo tan sencillo como una simple lasca, una hoja afilada, les servía para cortar, para pinchar. Al llegar los metales se hicieron de cobre, hierro... La cultura de Hallstatt produjo cuchillos de hierro con empuñadura de bronce que se comercializaron por toda Europa.

En el mundo grecolatino, tanto patricios como plebeyos, comían con los dedos, por supuesto con diferencias, mientras el plebeyo se llevaba la comida a la boca con los cinco dedos, el patricio lo hacía utilizado solo tres (corazón, pulgar e índice). Tenían prohibido mancharse el meñique y el anular por ser de muy mala educación.

De esta práctica viene la costumbre de lavarse las manos antes de comer, ya que se recomendaba hacerlo y luego no tocarse las orejas, la nariz o los ojos durante las comidas.

Después de la Revolución francesa, se consideró en toda Europa que comer con los dedos era una grosería que no podía permitirse.        

El cuchillo se fue abriendo paso hasta llegar a la mesa, en la época clásica de Grecia. Roma no se quedó atrás e hizo cuchillos de todas clases, hasta con mangos de oro e incrustaciones de piedras preciosas. Algunos, como las navajas actuales, disponían de un eje para girar la hoja y encajarla en una ranura del mango.

Había cuchillos para todo: de zapatero, de herrero, para cortar el queso, la fruta, el pescado, la carne y hasta para cortarse las uñas. Se convirtió en objeto de regalo para los recién casados.

Hasta el siglo XVIII el cuchillo fue considerado como un artículo de lujo.

En la actualidad, en muchos países, está prohibido llevarlos en la vía pública. De hecho Felipe V prohibió en el siglo XVIII el uso de puñales y cuchillos. El Consejo de Castilla prohibió la fabricación de armas blancas. Durante el reinado de Carlos III se condenaba con dos años de prisión la primera vez que se usase un arma de filo y con seis años a los reincidentes. El Rey Sol en Francia también prohibió su tenencia.

La cuchara
Cuchara de metal

Nace con la vida sedentaria y con la función de poder tomar ciertos alimentos que son imposibles de pinchar. Antes para los líquidos como las sopas, purés, cremas, gachas… se llevaban la escudilla a la boca. Se han encontrado cucharas en yacimientos neolíticos y al parecer fueron los egipcios quienes generalizaron su uso.

Los griegos de la clase alta las utilizaban de oro, plata y marfil, en cambio, el pueblo llano las utilizaba de bronce, madera. Los romanos tan prácticos como siempre, dieron a la cuchara un uso adicional al fabricarlas con mangos puntiagudos que funcionaban como primitivos tenedores. La cuchara medieval era de hueso o de estaño, sin que faltaran las de plata y oro.

Durante el siglo XV se pusieron de moda las cucharas del «Apóstol», con la figura del santo patrón de la persona que la utilizaba, y no tardó en ser un regalo ideal para los recién nacidos.

En época de Cervantes se hablaba de cuchara o “cuchar”, etimología que nos remite a la voz latina cochlear, que recordaba el uso que tuvieron las conchas de mar, utilizadas como cucharas. Entre las gentes del campo era frecuente hacerlas de pan y con ellas comían los potajes. Terminada la comida se comían la cuchara.

El tenedor

Tenedor de metal

Es en la Edad Media cuando aparece con seguridad el tenedor como utensilio empleado en la mesa, allá por el siglo XI en Toscana, en la península itálica. Los primeros solo tenían dos púas.

En el inventario de Eduardo I de Inglaterra de 1307 se enumeran siete tenedores, junto a miles de cuchillos y cientos de cucharas. En 1380, entre los bienes de Carlos V El Sabio de Francia, aparecen doce tenedores. En España, Felipe III, en el siglo XVII fue un gran valedor de este objeto de la cubertería al que llamaban horquilla, bidente, tridente, cuadrigilo, según fuera su número de púas.

El primer manual de etiqueta cortesana lo escribió don Enrique de Villena, en el siglo XV: El arte de cortar del cuchillo o Arte cisoria. En él dibujó lo que podemos asegurar es nuestra más antigua muestra gráfica, de lo que llamamos: tenedor.


El concepto de cubertería surge, cuando tras el cuchillo, aparece la cuchara y por último el tenedor. Esos instrumentos se hicieron poco a poco imprescindibles, gracias al ingenio de nuestros antepasados. Hoy nos parece normal verlos sobre la mesa. Sin embargo, esta costumbre es reciente, hace solo doscientos años el invitado tenía que llevar consigo sus propios cubiertos. 

sábado, 28 de octubre de 2017

Amantes de mis cuentos: Semblanza de mujer (Versión francesa)





VISAGE DE FEMME
 


Comme tous les mercredis, je suis allée aujourd’hui visiter un musée. Me voilà assise depuis des heures devant ce tableau, ensorcelée par ce regard insondable. Je souris. Ses yeux parlent d'une femme romantique mais les lèvres dénotent une telle force. Tout comme moi, je tarde à me fâcher …mais quand je le fais….

Un homme de belle prestance vient s'assoir à côté de moi et se demande à haute voix quels secrets garde cette image. Je souris.

-Nous avons tous quelque chose à cacher j'affirme dans un murmure.

-Bien sûr répond l'inconnu.

Il n’y a pas de raison que je raconte ma vie à n’importe qui:  qu'est-ce que je pourrais lui dire? Mais... si je lui ouvrais mon coeur en attribuant à cette femme ce que je n’oserais jamais raconter à personne???  Pourquoi pas maintenant ?

-Regardez ses yeux je remarque ce n'est pas de la tristesse qu'ils reflètent… c'est de la détermination. L'image de son mari la poursuit dans ses rêves: il se cache chaque nuit dans l’ombre, sans parler, son regard fixé sur elle, il attend. Chaque matin elle se réveille avec  l’impression d’être accompagnée. Chaque après-midi elle entend l’air de cette chanson qu’ils ont dansée, très serrés l’un contre l’autre,  le jour où ils se sont rencontrés. Elle n’avait que quinze ans.. Il l'a ensorcelée avec sa flatterie et sa présence, en lui parlant d’amour à l'oreille. Et elle, toute sotte, elle l’a cru…

-Le jeune âge favorise les folies –raisonna l'homme.

-Et oui –j’acquiesçais.
                                     
-Continuez, s'il vous plaît.

-Il lui a fait deux enfants et une nuit étoilée, sans venir à propos,  alors qu’ils rentraient d'une fête, il lui raconta avec force détails qu'il fréquentait une douzaine de femmes. Elle ne pouvait pas le croire. Pour augmenter son ego, il appuya sur l’accélérateur pour donner une plus grande impétuosité à ses mots, qui ne furent que… Elle sentit le sang lui glisser jusqu’aux  pieds. Comme si c'était une plaisanterie: maintenant elle pouvait partir avec ses enfants, dit-elle en lâchant son meilleur sourire, ou travailler comme lavandière, ou être complaisante avec les amis qu’il pourrait lui apporter chaque soir.

Espèce de cochon, pensa-t-elle.  Elle regarda par la vitre: les arbres défilaient vertigineusement. Le coup de volant fut si violent que la voiture –avec laquelle il se donnait de si grands airs– dérapa d'abord pour se renverser ensuite. Elle eut juste le temps de se sauver en sautant avec l'agilité de sa jeunesse. Elle mesurait bien les temps.

Après le deuil, la vie pratique s’imposa. Avec les autres maîtresses, maintenant  elle s'occupe de diriger l'affaire si bien montée par son mari.

Le fait qu’il lui apparaîsse  chaque nuit dans ses rêves se doit sûrement à son impatience pour se venger d'elle. Pauvre malheureux... il en a encore pour un bon moment!

-Et vous...  comment savez-vous tout ça?

-Pure intuition, Monsieur, pure intuition.



Traducida por: 

María Ramírez Sánchez nació en Melilla y con 8 añitos se fue a vivir a Oujda, una ciudad del entonces protectorado francés del norte oriental de Marruecos, a muy pocos kilómetros de la frontera con Argelia. Con 21 años se vino a Madrid, donde ha trabajado haciendo traducciones francés-español hasta su jubilación, y donde ha formado una bonita familia de la que se siente muy orgullosa.

Un millón de gracias María.


Semblanza de mujer


Hoy, como todos los miércoles, he ido de visita a un museo. Llevo horas sentada ante este cuadro, embrujada por esa mirada inescrutable. Sonrío. Sus ojos hablan de una mujer romántica pero los labios denotan fortaleza. Lo mismo que yo, que me cuesta actuar pero si me hacen daño no me dejo poner un pie encima.

Un hombre bien plantado se sienta a mi lado y se pregunta en voz alta qué secretos guardará esa imagen. Sonrío.

-Todos tenemos algo que ocultar -afirmo en un murmullo.

-Por supuesto -responde el desconocido.

No tengo por qué contarle mi vida a nadie, ¿qué podría decirle?, pero y ¿si me desahogo achacándole a esta mujer lo que a nadie se me ocurriría contar? ¿Por qué no ahora?

-Mire usted sus ojos -señalo- no es tristeza lo que reflejan. Es determinación. La imagen de su marido la persigue en sueños, cada noche se esconde entre las sombras, sin hablar, con su mirada fija en ella, esperando. Cada mañana despierta como si estuviera acompañada. Cada tarde oye los sones de aquella canción que bailaron muy apretados el día en que se conocieron. Tenía quince años. La embaucó con su lisonja, su presencia, susurrándole amor al oído. Tonta de ella que le creyó.

-La edad -razonó el hombre- propicia locuras.  

-Pues sí -asentí.

-Continúe, por favor.  

-Le hizo dos hijos y sin venir a cuento, una noche estrellada regresando de una fiesta, le comentó con pelos y señales que tenía relaciones con una docena de mujeres. No se lo podía creer. Vanagloriándose apretó el pedal y aceleró para darle mayor ímpetu a sus palabras, que  no fueron otras que ofrecerle… Sintió que la sangre se le iba a los pies. Como si fuera un chiste: podía marcharse con los niños -soltó con su mejor sonrisa- o trabajar de lavandera, o ser complaciente con los amigos que él podría traer cada noche.

Pedazo de cerdo, pensó. Miró hacia la carretera, los árboles pasaban vertiginosamente. Tan violento fue el volantazo, que el automóvil -ese con el que tanto presumía-, derrapó primero para volcar después. Ella tuvo tiempo de salvarse al saltar con la agilidad de su juventud. Se le daba bien medir los tiempos.

Tras el féretro lo práctico se impuso. De acuerdo con las otras amantes, ahora se dedica a regentar el negocio tan bien montado por su marido.

Que aparezca cada noche en sus sueños, debe ser que está impaciente por vengarse de ella. ¡Infeliz! Tiene para rato.

-Y usted ¿Cómo lo sabe?

-Intuición, caballero, intuición. 




© Marieta Alonso Más 





viernes, 27 de octubre de 2017

MJ Pérez: Desconexión





Admito que soy una persona reflexiva. Serlo me hace la persona que soy y no es que me arrepienta de quien soy. No es algo por lo que sentirse mal. Sin embargo, en ocasiones siento envidia de quien tiene la capacidad de desconectar de esos pensamientos que tan poco bien le hacen en el momento en el que le asaltan. Para mí, son gente privilegiada, individuos con un poder que ni ellos mismos saben que poseen.

¿Cómo lo hacen, es qué han adquirido estas habilidades como los héroes de los cómics, o simplemente nacieron así? El resto de los mortales, donde mi incluyo, tenemos que aprender a dejar de lado las cosas. A usar la cabeza para convencernos de que eso que llevamos aprisionado en el subconsciente tiene la suficiente importancia.

En ocasiones lo conseguimos y otras, hacemos las cosas que más nos gustan para lograrlo: leer, escribir, pasear, ver series o películas... son algunas de las maneras que he encontrado yo de apartar de mí pensamientos que lo único que consiguen es envenenarme. Cuando no lo consigo recurro al manido: "te han pasado cosas peores, puedes con esto". Y entonces lo entiendo. En ocasiones somos nosotros mismos los que convertimos pequeños problemas en abismos.

Reflexión sí, ¿obsesión? Ni por un segundo. Tú tienes el poder, tú puedes controlarlo. Confía en ti mismo y conseguirás lo que te propongas. Yo puedo, tú puedes. Todos podemos. Solo tenemos que creer en nuestro propio potencial.






© M. J. Pérez

miércoles, 25 de octubre de 2017

Leyenda de Rodas (Grecia): El caballero hospitalario



 
Palacio del Gran Maestre. Rodas. Grecia

En la isla de Rodas, la más extensa del archipiélago del Dodecaneso, hace muchos siglos hubo un terrible dragón, los labradores espantados ante el fuego que salía de su boca, comenzaron a abandonar los campos. El monstruo hambriento no hacía distinciones entre animales y hombres.

¿Cómo exterminar a aquél ogro? ¿Existía alguien capaz de matarlo?

Un día la Orden de San Juan, también conocida, como Orden de los Hermanos Hospitalarios y a partir de 1310 como Caballeros de Rodas, que tenía un monasterio en una colina cercana, se ofrecieron a matar el dragón.

El Gran Maestre de la Orden designó a uno de sus caballeros para que fuera en su busca, ofreciéndole, si lograba su objetivo una magnífica cruz de oro, por lo que animoso se dirigió al lugar en que el dragón tenía su morada. Pero lo días fueron pasando y no se recibían noticias de él.

Se creyó que había muerto por lo que, se designó a otro valiente caballero que también desapareció sin dejar la menor huella. Enviaron otros dos caballeros pero ocurrió lo mismo, por eso el Gran Maestre prohibió terminantemente que nadie volviera a intentar la arriesgada empresa.

Uno de los Hospitalarios desobedeciendo la orden de su superior huyó del monasterio en secreto y se acercó a la guarida del monstruo. Allí estaba con sus rugidos, escupiendo fuego y oliendo a humo. Se miraron durante un largo tiempo hasta que se enfrentaron la fuerza de la fiera y la astucia del hombre.

Tras una lucha desigual y gracias a unos certeros golpes, el dragón cayó muerto. Multitud de vecinos aclamaban al héroe, pero el Gran Maestre, por haber incumplido el voto de obediencia, se negó a otorgarle la cruz de oro y le condenó a permanecer en una oscura celda.

El caballero consciente de su rebeldía, se quitó humildemente sus vestiduras de guerrero y pidió perdón yendo con la cabeza baja hacia su destino. El Gran Maestre comprendió en aquel instante que aquel caballero hospitalario no sólo había expuesto su vida para conservar la de sus vecinos, también se mostraba sumiso y obediente, por lo que admiró su gran espíritu, y con un gran abrazo le otorgó su perdón y ante todos le condecoró con la merecidísima cruz de oro.

Se considera como sucesora de aquellos hombres a la hoy «Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta», abreviando tan largo título es llamada: «Orden de Malta».

lunes, 23 de octubre de 2017

Brújulas y Espirales: Alicia Giménez Bartlett "Donde nadie te encuentre"

Blog Literario de Francisco Martínez Bouzas

"DONDE NADIE TE ENCUENTRE", CON LA VITOLA DEL PREMIO NADAL



Donde nadie te encuentre
Alicia Giménez Bartlett
Ediciones Destino, Barcelona, 2011, 509 páginas.

Tengo ante mi la novela ganadora del Premio Nadal 2011, publicada por Ediciones Destino en la ya mítica colección Áncora y Delfín. En atención a mis amigos lectores / escritores latinoamericanos y de otras latitudes, considero que no está de sobra recordar que el Premio Nadal, a pesar de su relativamente modesta dotación económica (18.000 euros), goza de un gran prestigio, fundamentalmente por dos razones: es el más antiguo en España (concedido desde el año 1944) y, entre sus ganadores, figuran escritores de una gran categoría literaria. En la actualidad el Premio Nadal no pretende descubrir nuevos valores literarios, sino premiar figuras consagradas.
El prestigio del Premio Nadal y la innegable categoría literaria intrínseca de la novela galardonada este año, explican que Donde nadie te encuentre camine en estos momentos por la séptima edición.
Alicia Giménez  Bartlett (1951), creadora de la serie policíaca Petra Delicado, recupera para la escritura de esta, sin duda, excelente novela, su maestría y buen hacer en el género detectivesco. Pero no es, en efecto, esta una novela negra, ni tampoco una novela histórica como ella misma ha declarado en infinitud de entrevistas, concedidas a raíz de la concesión del Premio. Tampoco estamos ante una “non-fiction novel” que narre hechos y acontecimientos reales con los recursos de la ficción. Donde nadie te encuentre es la historia de una pesquisa y al mismo tiempo, la huida de un personaje convertido en mito, a través de la geografía, sobre todo social, de la España trágica y negra de 1956.
Un personaje central con una sexualidad ambigua: nacida como Teresa por ser inscrita como mujer, murió el 1 de enero de 2004 llamándose Florencio, porque en el años 1980 se resuelve el expediente gubernativo de cambio de sexo oficial, conforme al informe forense (falso hermafroditismo masculino). Mas Donde nadie te encuentre es o pretende ser una ficción, aunque al servicio de un hecho real: las cuadrillas  del maquis en las zonas de Maestrazgo y Els Ports (Provincia de Castellón) en los años posteriores al final de la Guerra Civil. Y de manera singular, del personaje central, “La Pastora”, último superviviente de los luchadores del maquis en aquella zona.
La autora estructura su ficción alrededor de dos personas que siguen el rastro de “La Pastora” y están ansiosos -especialmente uno de ellos- por encontrarse cara a cara con ella. Surge así un libro de aventuras, investigación e itinerancia cuyos actantes fundamentales son un psiquiatra francés experto en psicopatías y mentes criminales y el periodista barcelonés Carlos Infantes. El primero viaja a la Barcelona de 1956 interesado en realizar un estudio sobre el caso de Teresa Pla Maseguer, conocida como “La Pastora”, el maquis más buscado por la Guardia Civil. El segundo, mostrando siempre una actitud cínica, le servirá de guía y enlace por una zona de paisaje agreste, tanto a nivel natural como humano, porque existe entre sus moradores una verdadera “omertà”.
En los registros de la Guardia Civil y en las mitologías populares, “La Pastora” es un ser extraño, huraño que arrasaba los mas castellonenses y acosaba  a las fuerzas represoras. El casi imposible objetivo se esconde en tierras de Maestrazgo. Ante el material recogido a través de la indagación  del periodista barcelonés, copiando en no pocas ocasiones los esquemas detectivescos de sus novelas negras, el lector quedará fascinado con la reproducción de la dramática experiencia vital de la figura de “La Pastora” (Teresa, Teresot, Florencio), a la vez que se sentirá dolorosamente estupefacto ante el clima humano y social de la España rural de aquellos años: odios, traiciones, soplones, heridas que siguen supurando, condena social de los que no comulgan con las ideas imperantes… Una sumersión sin escafandra y protectores sentimentales en la España negra de los años cincuenta.
Alicia Gómez Bartlett recrea con habilidad este transfondo seco de miedos, terror, represalia y, sobre todo, silencio, esgrimidos por las fuerzas del poder como medida represiva y aceptado por los habitantes de la comarca como estrategia defensiva.
Y a la par de este relato indagatorio-itinerante, Donde nadie te encuentre intercala un monólogo interior en primera persona. Son las confesiones íntimas de “La Pastora”, narradas reproduciendo el habla oral, y ajustadas a la escasa formación intelectual del personaje. A través de estos capítulos -en mi opinión lo más fresco de la novela- nos llega la voz poderosa, rudamente vitalista de “La Pastora”. La voz de un personaje semisalvaje y misterioso, de un ser humano maltratado, masacrado, sin haber recibido jamás una mirada piadosa, recrea con gran verosimilitud su vida: una infancia difícil, una juventud oliendo a oveja y durmiendo al raso, las horripilantes escenas de la guerra defendiéndose de los soldados moros violadores, las obscenas brutalidades de los guardias y somatenes, el enlace con los maquis, los únicos que le tratan como persona… Son episodios que pertenecen a la biografía real del personaje. Son también auténticos los hechos narrados en otras partes de la novela donde interviene “La Pastora” Todos ellos basados en la “realidad” del libro de investigación del periodista José Calvo La Pastora. Del monte al mito.
La autora rechaza, como ya señalé, que su relato sea una novela histórica, pero admite que su ficción está basada en material histórico verificable. No estamos pues ante una novela en la que la ficción y la realidad se reflejen mutuamente. Pero al inyectar ficción en la realidad histórica, aquella, como marcador semántico que es, transforma todo lo que toca, en el sentido de que lo convierte en ficción, como señaló Álvaro Pombo. En este caso concreto, la escritura ficcional de Alicia Giménez Bartlett explica e ilustra bellamente la historia de “La Pastora”, un ser humano cuyos restos descansan, no en esa Pirámide del Jardín del Recuerdo del cementerio de Valencia como se afirma en la nota final, sino en un lugar “donde nadie te encuentre”, título de la novela que, en este caso, le hace justicia a la realidad.

                                       
Fragmento

“Aquello de ser enlace de los maquis me gustaba. No sólo por el dinero que me daban, sino porque además me trataban bien, como a una persona, con respeto (…) Me daban la lista de lo que necesitaban para que se la llevara a El Cabanil y se la pasara a Francisco Gisbert (…) Las risas más grandes las teníamos cuando Gisbert les vendía latas de las que les daban de ración a la Guardia Civil (…) Solían ser chorizos y latas de carne de vaca. Parecía de risa pero la cosa estaba clara: Gisbert vivía delante de la casa cuartel, tenía buena relación con los guardias, que nunca sospecharon nada hasta que lo trincaron (…) ¡Pobre Gisbert, era tan buen hombre, tan trabajador! No se merecía lo que le hicieron esos hijos de puta. Todos dicen que cuando lo detuvieron después del asalto que los civiles hicieron a El Cabanil delató a mucha gente y por eso hubo tantos arrestos de masoveros que vivían cerca. Pero con todo lo que le hicieron yo también hubiera cantado seguramente. Hay un punto en el que el ser humano ya no puede soportar más lo que le hacen (…) Lo peor fue el final que tuvo. Lo tenían recluido en Morella y un buen día, seguramente cuando ya le habían sacado todos los nombres que le podían sacar, lo bajaron a la prisión de pobla de Benifassá. Lo visitó su madre y la pobre mujer, antes de entrar,  les preguntó a los civiles que lo custodiaban si sabían qué sería de él. La engañaron, le dijeron que lo dejarían en libertad. La madre entró a verlo muy contenta y, como lo vio hecho un guiñapo, sólo quería decirle algo que pudiera hacerle bien (…) Entonces lo llevaron un montón de guardias a El Cabanil para que les enseñara algo, a lo mejor algún rincón que la casa tenía para esconderse y que no habían encontrado aún. Pues bueno, llegan allí y les enseña lo que tuviera que enseñarles y luego salen y le dicen: «Ya es suficiente, hemos terminado contigo. Ahora te puedes marchar». Cuando había caminado diez o doce pasos le arrearon una ráfaga de metralleta por la espalda, y adiós Francisco Gisbert. Se quedó allí muerto (…) Les dieron el cadáver a los familiares para que lo enterraran y cuando lo desvistieron para asearlo se dieron cuenta de que le habían arrancado los testículos. Tal como yo se lo cuento así fue. Yo puedo haber sido maquis y bandolera y haber hecho cosas que no estaban bien, pero díganme cómo hay que ser y qué entrañas hay que tener para arrancarle a un hombre los cojones”

(Alicia Giménez Bartlet,  Donde nadie te encuentre, páginas 245-247)
Alicia Giménez Bartlett (Foto Efe)

sábado, 21 de octubre de 2017

María del Carmen Aranda: La inspiración dormida

Muchacha dormida
Johannes Vermeer, 1657
Museo Metropolitano de Arte, New York








«Las grandes elevaciones del alma no son posibles sino en la
soledad y en el silencio».

ARTURO GRAF (1848-1913)
Poeta italiano




Sobre el viejo lecho de seca paja se encontraba bella, hundida
y reposada la Inspiración dormida.

Eran tiempos de color malva y el silencio en medio
de la clara noche callaba. Un silencio roto por los claros
rayos de un incipiente alba.

Su suave energía desprendida aportaba la estabilidad,
la sabiduría, la creatividad, la independencia y la dignidad;
era un espectro lumínico digno de sentir y admirar; todo lo
que ella alcanzaba y lo que a su paso tocaba, lo hacía vibrar.

Silenciosa y bella, cada día la inspiración dormida se
vestía de magia y misterio, atravesando con su silencio
tormentosos días.

Fueron tiempos de color malva los que sin querer la
envolvieron, fueron nostálgicos y románticos tiempos
como relámpagos vividos.

Hoy la he visto de nuevo, los tiempos habían cambiado
y sus colores con ellos, pasando del malva a un
dorado bruñido.

Hoy, por fin, la Inspiración dormida ha despertado
desvelando sus secretos ocultos durante tanto tiempo bajo
su eterno silencio.

Atrás dejó el viejo lecho de seca paja, y sus prendas;
sus prendas ya no son de misterio y magia, sino de corrientes
de vientos y aires frescos.





© María del Carmen Aranda