Castillo de Tarifa. Desde el patio de armas occidental. |
La alcazaba fue mandada a
construir en el siglo X, año 930 por Abd al-Rahmán III -el mismo que hizo Medina Azahara- que fue el octavo emir
independiente y primer califa omeya de Córdoba.
La fortaleza se levanta
sobre un montículo junto al mar donde vivieron diferentes culturas, domina la
ciudad de Tarifa y da acceso al estrecho de Gibraltar. Se necesitaron cinco
siglos para construir lo que hoy se ve.
Estuvo ocupado por los
militares hasta 1989 en que se marchó el regimiento número 22 y pasó a la
municipalidad. Hoy cernícalos primilla -el
más pequeño de nuestros halcones-,
palomas y turistas son los ocupas y visitantes de este castillo que fue
declarado Bien de Interés Cultural en 1931 y es Patrimonio Histórico de España.
Posee planta trapezoidal y
muro califal de piedra ostionera, de las canteras que se hallan en la cercana
Isla de las Palomas. En la piedra podemos apreciar la imagen de una concha.
Está construido con un primitivo aparejo de sillares colocados a soga (a lo
largo) y a tizón (a lo ancho) típico de las construcciones califales. Todos
ellos a una altura de treinta centímetros. Tuvo quince torres robustas de las
que podemos ver solo trece. Todo el conjunto se corona, tras la reconquista,
con almenas de punta de diamante, salvo las murallas que dan al mar. El adarve
recorre toda la fortaleza
Tres muros: La muralla, la
barbacana que servía como soporte al muro y para defender puertas, cabezas de
puente… y se le añadió más tarde un antemuro con una altura menor, destinado a
defender la muralla principal. El antemuro también llamado falsabraga, tiene
camino de ronda.
La torre albarrana, de
planta octogonal es la llamada de Guzmán el Bueno, en el extremo más occidental
y forma parte de la barbacana. Esta torre sirvió de inspiración a la torre del
homenaje del Castillo de Santiago, en Sanlúcar de Barrameda. Es una torre
adelantada con respecto a la línea de murallas de una fortificación que puede
quedarse aislada como baluarte defensivo y desde ella se puede acceder al
castillo a través de una coracha, que es un lienzo de muralla que protege la
comunicación de la fortaleza y la torre albarrana, siempre cerca de un
suministro de agua.
En el lienzo de la coracha
cristiana se encuentra la Puerta del Mar. También llamada puerta gótica, de
piedra ostionera que comunica el paseo de ronda desde el exterior. Si uno se
fija se puede ver una pieza de cerámica negra que es mudéjar, incrustada en la
dovela. El alfiz es el recuadro que enmarca el arco.
Vemos la capilla cristiana
del siglo XIV usada para orar antes de salir a la lucha y la piedra de losa de
tarifa que era utilizada desde época romana. En Itálica también aparece la losa
de Tarifa. Los almohades hicieron la primera parte del castillo. Luego se hizo
la puerta en codo, una estrategia militar para mejorar la defensa. Los soldados
enemigos con aquellas armaduras que dejaban libres las articulaciones, los codos,
las rodillas, las ingles, se las veían y deseaban para entrar por ese tipo de
puertas que se convertían en una trampa. En la parte más antigua del castillo
califal.
El acceso actual está
formado por un arco de medio punto y una bóveda de cañón que da acceso al patio
de armas. La rangua nos indica que había otra puerta. A ambos lados el cuerpo
de guardia. La pintura sobre una pared descubierta muestra una galera con
barcos de remos y una inscripción: Por menos vas… Es un recordatorio al
centinela que por un error podría ir a las galeras.
En el siglo XVI, 1514, don
Fadrique Enriquez -marqués
de Tarifa- decide
dar una actividad familiar al castillo. Debajo de la ventana hay restos de
cerámica. Es muy parecida a la que hay en la Casa de Pilatos en Sevilla. Don
Fadrique abre el balcón hoy llamado del marqués y desde allí se podía ver la
ciudad musulmana. La puerta califal está ubicada en la parte contraria a la
puerta fundacional. Daba hacia la ciudad musulmana.
La torre del Homenaje tenía
dos partes: Una maciza y un segundo cuerpo almenado. Le falta la segunda parte.
Esta torre es cristiana del siglo XIV. Es la torre principal de cualquier
castillo, la más abrigada de un posible ataque exterior, sería un último
refugio. Se llama así pues en ella se practicaba la ceremonia del Homenaje, en
la cual el señor del castillo le entregaba al vasallo un feudo a cambio de
auxilium et consilium, es decir, de asistencia militar o auxilio y apoyo
político o consejo.
El muro que da al mar se
cayó en 1989 y se reconstruyó con un contrafuerte.
El 21 de septiembre de
1292, día de San Mateo, Sancho IV «el
Bravo»
conquista Tarifa con la ayuda de Guzmán el Bueno. En 1294 los musulmanes
pusieron cerco al castillo, el infante don Juan de Castilla, hermano de Sancho
IV, hizo traición y se unió al enemigo raptando a Pedro Alfonso, hijo de Alonso
Pérez de Guzmán, alcaide de la fortaleza. Le instaron a que entregara la plaza
o su hijo moriría. Guzmán el Bueno prefirió sacrificar a su hijo antes que
entregar la población, tirando incluso, desde el torreón octogonal, su propio
cuchillo para que lo mataran. Él sabía que si cedía al chantaje morirían todos.
Al subir al antemuro se
puede disfrutar de una preciosa vista, con los dos mares: mediterráneo y
atlántico. A lo lejos Ceuta, Tánger, los molinos de viento, los barcos -que antiguamente se podía
saber la mercancía que llevaban por el sistema de banderas- las cuatro torres
esquineras, gracias a ellas podemos imaginar todo el recinto amurallado, las
dos orillas Tánger y Tarifa, toda la costa africana se ve clara. Controlar el
mar era controlar el comercio.
Hoy el puerto de Tarifa
tiene tres partes:
Schengen.
Tráfico internacional. La punta del Santo. Hay un camino hasta allí que han
marcado para que no se viole el espacio internacional.
Puerto
deportivo. Desde aquí salen los barcos para el avistamiento de ballenas.
Puerto
pesquero con su lonja. Y detrás la isla de las palomas. Los inmigrantes
ilegales van allí.
Tras dejar el castillo y su
historia el estómago clama por los dulces típicos de Tarifa: tranvía, tocinillo
del cielo, cajillas, que
es un dulce de Navidad.
Cuerpo y espíritu requieren alimentos.
Vista de las torres califales y muro de contención moderno. Al fondo se observa la torre albarrana llamada de Guzmán el Bueno. |
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