martes, 7 de mayo de 2019

Mª Isabel Martínez Cemillán: El camino del Guernica

Reproducción del cuadro en un mural cerámico en Guernica y Luno



La historia del Guernica, guardado y cuidado en el Museo Reina Sofía, siempre visitado y admirado, es fascinante desde su inicio hasta el final.

Pablo Picasso, el más famoso pintor español del siglo XX, vivía en Paris en 1937 cuando recibe la visita de una delegación del Gobierno de la República, Max Aub, Aragón y Bergamín, para encargarle realice un gran cuadro para el Pabellón Español en la Exposición Internacional de Paris, que ayude a divulgar la Guerra Civil española.

A Picasso no le agrada el encargo, su vida estaba bloqueada por un tremendo lio amoroso, casado con Olga Koklova, enamorado y viviendo con la joven y bella Marie Therese, con la que había tenido una hija, Maya, y con la que quería casarse, pero no podía porque la Koklova le negaba el divorcio, y asediado y perseguido por Dora Maar, la fotógrafa de moda, pone pretextos, es un cuadro demasiado grande, no le interesa demasiado la política, no se le ocurre ningún tema impactante…

Pero… el 26 de abril, los aviones alemanes de la Legión Cóndor bombardean Guernica arrasando la ciudad y las fotos publicadas en los periódicos parisinos le conmocionan de tal forma que inmediatamente sabe lo que quiere pintar, el significado de la guerra, muerte y destrucción, dolor y sufrimiento.

Y comienza a trabajar febrilmente, hace esbozos y los cambia, se levanta de noche si se le ocurre una idea nueva, pinta con velas “como Goya”, apenas sale del estudio. Y así durante un mes, el 4 de junio, finaliza el enorme lienzo, negro, blanco y gris, absolutamente simbólico, con siete figuras principales cuya misión es emocionar, entre ellas cuatro mujeres, una, basada en La Pietá, de Miguel Ángel, el dolor de una madre con su hijo asesinado en sus brazos, escapando de las llamas, desorientada, con un quinqué, arrodillada llorando.

Aunque el cuadro no tuvo demasiada buena acogida por el gobierno español que deseaba una obra más realista, no tan universal como la guerra, el éxito fue absoluto, y finalizada la Exposición comenzaron los viajes a todos los países que deseaban conocerlo, menos España, porque Picasso no lo autorizó.

Y pasaron años. Por fin tras las intensas reclamaciones, llega a Madrid en 1981, con gran dificultad por su gran dimensión, se instala en el Casón del Buen Retiro, donde permaneció ocho meses en una gran exposición que muchos recordarán, acompañado de bocetos preparatorios.  Más tarde se instalará definitivamente en el Reina Sofía, icono universal del siglo XX.

Y creo que, con orgullo, podemos manifestar, alto y claro, que en la Historia Universal de la pintura existen tres iconos geniales españoles: Velázquez, Goya y Picasso…



© Isabel Martínez Cemillán
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

P.D. Con profundo pesar comunicamos que nuestra gran amiga y colaboradora Isabel Martínez Cemillán, ha muerto ayer día 6 de mayo a primeras horas de la mañana. 

Siempre estarás en nuestro recuerdo.

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