Reproducción del cuadro en un mural cerámico en Guernica y Luno |
La historia del Guernica,
guardado y cuidado en el Museo Reina Sofía, siempre visitado y admirado, es
fascinante desde su inicio hasta el final.
Pablo Picasso, el más famoso
pintor español del siglo XX, vivía en Paris en 1937 cuando recibe la visita de
una delegación del Gobierno de la República, Max Aub, Aragón y Bergamín, para
encargarle realice un gran cuadro para el Pabellón Español en la Exposición
Internacional de Paris, que ayude a divulgar la Guerra Civil española.
A Picasso no le agrada el
encargo, su vida estaba bloqueada por un tremendo lio amoroso, casado con Olga
Koklova, enamorado y viviendo con la joven y bella Marie Therese, con la que
había tenido una hija, Maya, y con la que quería casarse, pero no podía porque
la Koklova le negaba el divorcio, y asediado y perseguido por Dora Maar, la
fotógrafa de moda, pone pretextos, es un cuadro demasiado grande, no le
interesa demasiado la política, no se le ocurre ningún tema impactante…
Pero… el 26 de abril, los
aviones alemanes de la Legión Cóndor bombardean Guernica arrasando la ciudad y
las fotos publicadas en los periódicos parisinos le conmocionan de tal forma
que inmediatamente sabe lo que quiere pintar, el significado de la guerra,
muerte y destrucción, dolor y sufrimiento.
Y comienza a trabajar
febrilmente, hace esbozos y los cambia, se levanta de noche si se le ocurre una
idea nueva, pinta con velas “como Goya”, apenas sale del estudio. Y así durante
un mes, el 4 de junio, finaliza el enorme lienzo, negro, blanco y gris,
absolutamente simbólico, con siete figuras principales cuya misión es
emocionar, entre ellas cuatro mujeres, una, basada en La Pietá, de Miguel Ángel,
el dolor de una madre con su hijo asesinado en sus brazos, escapando de las
llamas, desorientada, con un quinqué, arrodillada llorando.
Aunque el cuadro no tuvo
demasiada buena acogida por el gobierno español que deseaba una obra más
realista, no tan universal como la guerra, el éxito fue absoluto, y finalizada
la Exposición comenzaron los viajes a todos los países que deseaban conocerlo,
menos España, porque Picasso no lo autorizó.
Y pasaron años. Por fin tras
las intensas reclamaciones, llega a Madrid en 1981, con gran dificultad por su
gran dimensión, se instala en el Casón del Buen Retiro, donde permaneció ocho
meses en una gran exposición que muchos recordarán, acompañado de bocetos
preparatorios. Más tarde se instalará
definitivamente en el Reina Sofía, icono universal del siglo XX.
Y creo que, con orgullo, podemos
manifestar, alto y claro, que en la Historia Universal de la pintura existen
tres iconos geniales españoles: Velázquez, Goya y Picasso…
P.D. Con profundo pesar comunicamos que nuestra gran amiga y colaboradora Isabel Martínez Cemillán, ha muerto ayer día 6 de mayo a primeras horas de la mañana.
Siempre estarás en nuestro recuerdo.
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